Está claro que el Entroido, los disfraces y la caracterización corren por las venas de los ourensanos. Miles de ellos no quisieron desaprovechar la oportunidad que ayer les brindaba la celebración del Samaín para convertirse otra persona por unas horas. Eso sí, siguiendo el protocolo de vestir trajes espeluznantes. Las calles se llenaron de brujas, demonios, vampiros, catrinas y momias, entre otros personajes típicos de las historias de terror.

Para ayudarles en la elaboración de sus maquillajes, tenían a su disposición ayer dos talleres, ambos a las 17.30 horas y en la misma localización: la Praza Manuel Sueiro. Uno era de maquillaje y otro de caracterización de heridas estremecedoras. De manera simultánea, también tuvieron la oportunidad de diseñar y elaborar sus propias chapas para ponerle la guinda a sus indumentarias.