El Festival de Cine Internacional de Ourense arrancó ayer su 22 edición con una invitación a la ciudadanía a dejarse enredar por el arte audiovisual en pantalla grande y a repoblar las salas con espectadores jóvenes. El OUFF se ha convertido en el festival de la "resistencia", en palabras de su director artístico, Fran Gayo, que ayer se subió al escenario de la gala inaugural celebrada en el Auditorio apostando por la supervivencia de los festivales de cine como "refugio para los resistentes".

La vigésimo segunda edición se abrió con el estreno de Trinta lumes, de Diana Toucedo, un largometraje rodado en O Courel y el resultado de seis años de trabajo de la realizadora. En la gala previa, a la que asistieron representantes políticos y culturales, tuvo un recuerdo especial para el actor argentino Federico Luppi, fallecido ayer, y también para la polifacética artista chilena y figura emblemática de la música popular de ese país, Violeta Parra, de cuyo nacimiento se cumplen cien años este mes. En homenaje a este icono en Latinoamérica, la también chilena Soledad Vélez interpretó cuatro canciones de su repertorio.

Arranca así un festival centrado en el cine iberoamericano y las óperas primas que este año se desplegará por la ciudad para llegar a toda la ciudadanía mediante la gran pantalla pero también con música y otras formas de creación artística a través de sus actividades paralelas. Repoblar las salas "con propuestas que van más allá de lo obvio", dijeron los presentadores de la gala inaugural Ángel Suanzes y Marta Gómez.

También el alcalde de la ciudad, Jesús Vázquez, se refirió a los espectadores del cine en su intervención. Espectadores "con un criterio fílmico", dijo, que en Ourense "ha sido moldeado a través de dos décadas de trabajo de este festival" y que llevan un año esperando a que se abran las salas del OUFF. Es un reto de este certamen "seguir creando espectadores y formando nuevas audiencias", añadió el regidor, capaces de disfrutar de las historias y de hacerlo "como tiene que ser, en pantalla grande".

El propio Fran Gayo ha dicho que no es objetivo de este festival incrementar el volumen de películas en proyección, sino desplegarlo ante la ciudadanía porque "un festival sin renovación de público lo único que hace es envejecer".

El programa que se despliega en esta 22 edición se compone de 77 obras audiovisuales procedentes de 23 países. De ellas, 19 compiten en sendas secciones oficiales dedicadas al cine iberoamericano y las óperas primas, apartados en los que se ha centrado el festival en la nueva etapa bajo la dirección artística de Gayo.

Como novedad, este año el OUFF crea el foro Áncora, un plan de apoyo económico a los nuevos cineastas en el que un jurado escogerá entre cuatro proyectos de Galicia y Portugal en proceso avanzado para ayudarlos en su fase de postproducción. También con el foco puesto en los futuros cineastas, el festival se incorpora a la red cinED, consolida el OUFF Escola y dedica su premio honorífico Cidade de Ourense al proyecto educativo Cinema en Curso.

La producción gallega es protagonista en el programa, con 15 piezas de cineastas gallegos como José Manuel Mouriño, Carmen Bellas, Aser Álvarez, Manuel Lógar, Héctor Carré, Sara Casasnovas, Jaione Camborda, Iván Nespereira, Hugo Amoedo, las Also Sisters y Ángel Santos. Andrés Goteira estrena Dhogs, que acaba de ser premiada en Sitges, y podrán verse las primeras imágenes de Aquilo que arde, la nueva película de Oliver Laxe, rodada en Ourense este verano.

La gala también presentó las tres secciones no competitivas dedicadas a tres cineastas. La brasileira Marilia Rocha, que pone el foco en las relaciones humanas; la chilena Jeannete Muñoz, presentada ayer por Andrea Franco, que destacó la vocación del OUFF de "extenderse hacia el cine de vanguardia", y el argentino Mariano Llinás, que dijo sentirse "en casa" y arrancó un largo aplauso del público al recordar "uno de los padres de la patria", Federico Luppi.