Uno de los testigos de primera mano de la peligrosidad de la autovía A-55 a su paso por Mos es el Servicio de Emergencias de ese municipio. Por encima de las estadísticas o los datos recabados por el Ministerio de Fomento, sus impresiones son las que aportan una imagen más gráfica de lo que supone trabajar día a día al lado del "punto negro" con más accidentes y víctimas de las carreteras de España. El responsable de ese servicio, Rodrigo Iglesias, reconoce que "los días de lluvia es raro no tener que acudir" a un siniestro y asegura que en un solo día llegaron a intervenir en hasta siete accidentes en la A-55.

"Aunque está bien delimitado y tiene la velocidad máxima reducida, casi todos los días de lluvia hay accidentes", comenta Iglesias, quien confía en que las obras para la mejora del vial ayuden a reducir también su elevada siniestralidad. Según señala el responsable del Servicio de Emergencias, la mayor parte de los accidentes que se producen en el vial se registran en sentido Vigo.

Iglesias insiste en cualquier caso en la importancia de respetar los límites de velocidad, de forma especial cuando se transita por un trazado de curvas sinuosas que se vuelve además muy conflictivo cuando la meteorología no acompaña, el asfalto está húmedo y hay poca visibilidad.

Debido a la elevada cantidad de coches que circulan entre Vigo, O Condado, Louriña o Madrid y a la intensidad de camiones que cubren el trayecto entre la ciudad y las áreas industriales de Mos y O Porriño, la A-55 registra una elevada densidad de tráfico. Según los datos de AEA, de media recibe 51.200 vehículos cada jornada. El vial también se usa en desplazamientos a Portugal.

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