A pesar del tópico, también hay una Galicia marrón, un desierto en medio del país del agua. En la zona de la montaña oriental de Ourense, lleva sin llover "como es debido" cerca de año y medio. Las ovejas de Xoan González roen como pueden especies de monte bajo: "uces, xestas e carqueixas". Y las vacas lecheras de Antonio Pérez devoran ya las reservas de forraje que no deberían tocarse hasta bien entrado el invierno.

Y así, hasta 500 ejemplos de como ganaderos, agricultores, apicultores y recolectores de castaña de Viana do Bolo, Vilariño de Conso y A Gudiña, intentan sobrevivir a una suerte de Apocalipsis a la que los han condenado la sequía, y ahora también los incendios. "No hay agua ni alimento, y ahora aun encima, los incendios forestales amenazan también las explotaciones, estamos rodeados", lamentaba María Páez, que regenta una granja familiar de ganado bovino para carne en el municipio de Viana do Bolo.

A Xoan, la situación le está costando hasta el sueño. A sus 25 años se lanzó a la cría de oveja en ecológico hace año y medio. "Lo hice con mucha ilusión y por vocación, porque quería hacer mi vida en el rural, pero ahora me estoy viendo ahogado. La situación es insostenible, todo son gastos", denuncia.

El miércoles, tras la celebración del Consello da Xunta, Núñez Feijóo presentaba un paquete con tres medidas destinadas a este colectivo: un plan para la construcción de pozos o balsas, subvenciones para la contratación de seguros agrarios y un adelanto de los pagos de la PAC. "No son más que mentiras y remiendos, no tiene sentido que nos adelanten un dinero que ya es nuestro, además es pan para hoy y hambre para mañana", explicaba Xoan González.

Una idea que María Páez reforzaba con otros argumentos: "Hace 20 años que existen los planes de mejora para construir infraestructuras en las explotaciones, el dinero de la PAC siempre se cobró en octubre, y en cuanto a los seguros, todos sabemos que no están adaptados a la realidad gallega", expuso.

Así, los ganaderos invitan a los políticos a ponerse en su lugar, "aunque solo sea por 24 horas". Antonio Pérez les pide que vayan a visitarlos, o que al menos los reciban en Santiago, para que sepan lo que en realidad necesitan, y así poder "de verdad", ayudarlos.