La declaración de la alerta por sequía en la provincia de Ourense es inminente. La Oficina Técnica de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil se reunirá a principios de octubre para analizar la situación, fecha para lo que queda poco más de una semana. Si hasta entonces no aumentan de manera significativa las precipitaciones, el nivel de alerta será activado.
Este 2017 está resultando un año especialmente seco, en el que ha llovido un 37% menos de la media histórica. Una situación que no mejorará en lo que queda de mes, según confirman desde Meteogalicia: "Se prevén chubascos para la provincia durante esta semana, pero serán más bien escasos", explicaba el meteorólogo Xoán Taboada. Una predicción que convierte la alerta en inevitable, además de la primera decretada por sequía desde la creación de la Hidrográfica Miño-Sil en el año 2008.
El próximo 30 de septiembre marcará el fin del año hidrológico 2016/ 2017, en el que hasta el momento han caído poco menos de 717 litros por metro cuadrado. Una cantidad que supone aproximadamente la mitad de lo precipitado a estas alturas el año pasado, cuando las cifras hablaban de 1.470,5 litros por metro cuadrado, un 29% por encima de la media histórica.
Este descenso significativo en las lluvias ha causado que los embalses estén a poco más de la mitad de su capacidad, concretamente al 50, 85% y que los caudales estén bajos. Según datos de la CHMS, los pantanos de Edrada, Albarellos, Chandrexa y O Bao se llevan la peor parte, pues ninguno de ellos supera el 40% de su volumen total. En cuanto a caudales, los ríos que más acusan la falta de agua son el Limia en Ponteliñares, el Caldo en Bubaces, el Arenteiro en O Carballiño y el Arnoia a su paso por el concello con el mismo nombre.
Se calcula que durante la semana pasada cayeron 1,4 litros por metro cuadrado. El grueso de las precipitaciones del presente año hidrológico se han producido principalmente en cuatro periodos: del 11 al 23 de octubre, del 1 al 28 de noviembre, del 24 de enero al 19 de febrero, y del 8 al 14 de mayo. En estos periodos se recogió un 63% de todo lo caído hasta ahora. Mensualmente pueden destacarse los meses de febrero y mayo como húmedos, y los meses de octubre, diciembre, enero, julio y, especialmente abril, como secos.
La declaración de la alerta por sequía supondrá la puesta en marcha de una serie de medidas contempladas en el Plan especial de actuación, que la Hidrográfica ha diseñado para situaciones de este tipo. Así, en caso de que el estado de seca se oficialice, se llevará a cabo una atenuación forzada en el uso del agua. Una atenuación que puede aplicarse mediante restricción o prohibición de su utilización para el riego de jardines, llenado de piscinas, baldeo de calles o cultivos de alta dotación. Además de proceder a una reducción de la presión del agua durante las horas de la noche principalmente en redes urbanas.
Donde ya saben lo que es sufrir los efectos de la sequía es en los concellos de la montaña oriental ouresana. Allí, más de 500 ganaderos, apicultores y productores de castaña de municipios como Viana do Bolo, A Gudiña, A Veiga, O Bolo o Vilariño de Conso llevan meses, casi desde la primavera, luchando contra las consecuencias de la falta de agua.
Para ellos la situación ya es "desesperada" y no tiene visos de mejorar. "No va a llover así que para nosotros la única solución son las ayudas directas", razona María Páez, que tiene una explotación familiar de vacas para carne en el concello de Viana do Bolo.
Hace tiempo que han solicitado reunirse con la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, pero por el momento sus demandas, dice, "no han sido escuchadas".
