Las bandadas de estorninos cuyos efectos no solo sonoros, sino de salubridad han provocado las protestas de los vecinos del pabellón, podrían emigrar antes de lo previsto de la ciudad si funciona el sistema experimental que está poniendo en práctica el propio Concello.

La junta de área de medio ambiente abordó ayer el proyecto de prueba que se está llevando a cabo mediante disuasores acústicos, que se están instalando en la zona, uno de los métodos que se emplean en otras ciudades para ahuyentar a este tipo de bandadas que en número de miles se asientan durante proceso migratorio en los cascos urbanos, dejando impracticable el entorno con sus excrementos. Una estampa nada bucólica según los vecinos, y contra la que por tanto se están probando esos sistemas acústicos, que funcionan en otras urbes. Hay diversos modelos y sonidos y en algunos casos se utilizan dispositivos que emiten sonido similares de a las aves rapaces.