La conselleira de Infraestructuras, Ethel Vázquez, y el alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, presentaron ayer el proyecto de remodelación de la avenida Otero Pedrayo entre el campus universitario y el barrio de A Rabaza con el que se pretende reducir la siniestralidad vial en una zona de elevada intensidad de tráfico y tránsito de peatones. La actuación afecta a un tramo de dos kilómetros de la denominada OU-536 en el que se encuentra el acceso principal al campus norte y a las instalaciones deportivas universitarias, además de ser entrada a la ciudad por la carretera de Trives.

El vial, con cuatro carriles y mediana, constituye una barrera en la movilidad y su integración urbana era una demanda vecinal y de la comunidad universitaria. La supresión de esta barrera física ha estado sobre la mesa en gobiernos anteriores y el soterramiento de los viales para conectar los dos campus a través de un cinturón verde fue una opción que incluso aparece planificada en el futuro PXOM. Ayer mismo, el grupo Ourense en Común criticó que el Concello "renuncie" a esta posibilidad optando por una solución "claramente orientada al coche y que perpetúa el efecto barrera". Por su parte, el alcalde indicó que la carretera es de titularidad autonómica y responde que esta actuación no interfiere con "inversiones multimillonarias" futuras, sino que se trata de intervenir en una zona en la que actualmente "hay atropellos y problemas de seguridad, de aceras inacabadas y falta de visibilidad en los que debíamos actuar".

El proyecto para mejorar la accesibilidad incluye dos glorietas en las principales intersecciones y la reforma de los actuales viales de servicio con la incorporación de nuevas aceras y reordenación de los aparcamientos, así como la mejora de las instalaciones y servicios existentes como las redes de abastecimiento, drenaje, saneamiento y alumbrado público utilizando en este caso luminarias de mayor eficiencia energética. Todo ello con una inversión total de 2.245.000 euros. La conselleira avanzó ayer que la obra se licitará "muy pronto", en las próximas semanas, y que el período de ejecución es de 12 meses desde que se formalice la contratación. El calendario señala el inicio de los trabajos en el primer trimestre de 2018 y su conclusión a comienzos de 2019.

El alcalde apuntó que la "colaboración entre administraciones" ha permitido acometer un proyecto "de una extraordinaria envergadura" que atiende las necesidades y demandas de los vecinos expuestas a través del proceso Móvete por Ourense. La avenida Otero Pedrayo, señaló, es una arteria fundamental del viario ourensano, eje vertebrador del barrio de As Lagoas y entrada a la ciudad para muchos trabajadores de los polígonos industriales aledaños. Actualmente, ambos lados están conectados por pasos peatonales y una pasarela junto a la iglesia de la Asunción que, admitió el regidor, no siempre se usa, provocando, en ocasiones, imprudencias y situaciones de riesgo a la hora de cruzar. Recordó que en la zona se han registrado atropellos, por lo que la mejora de la accesibilidad se presenta como una "obra clave" de cara a reforzar la seguridad y pacificar el tráfico.

Los trabajos que se desarrollarán a lo largo del próximo año consistirán en la remodelación de la avenida Otero Pedrayo en sus dos primeros kilómetros con la ejecución de dos glorietas. La primera en el acceso al campus norte y a la parroquia de la Asunción, y la segunda en la conexión con el barrio de A Rabaza que separará el tráfico que se dirige a este espacio de la ciudad del que discurre por la vía de servicio que da acceso a los comercios y garajes de la zona.

Los detalles del proyecto los explicó el jefe de servicio de Conservación de Estradas de la consellería, José Enrique Pardo Landrove. La actuación más relevante, indicó, se produce entre el inicio de la vía en As Lagoas y el punto kilométrico 0,750, en el que se incluyen las dos glorietas. Comprende una actuación general de adecuación de la vía lateral, renovación de todo el alumbrado y de forma complementaria la renovación de tramos de abastecimiento. El jefe de servicio destacó la necesidad de reordenar ambas intersecciones actualmente regulados por semáforos por tratarse de cruces "bastante complejos por la cantidad de movimientos que permiten, tanto giros de acceso como cambios de sentido". Los semáforos se mantendrán para garantizar la seguridad y el paso de peatones se realizará mediante pulsador.