El 80% de los comercios de la calle Villar, que fue durante décadas la más pujante del municipio de Ourense, han cerrado sus puertas, lo que la convierte en la calle más afectada por la crisis comercial de todo el casco viejo de Ourense.

Pescaderías, tahonas, tiendas de ropa y calzado, sastrerías, decenas de tiendas de ropa que eran el signo de una calle especializada sobre todo en textil y calzado han dado lugar a locales vacíos en los que ahora por jubilación en unos casos otros por caída de ventas, y sin relevo generacional, se suceden en cadena los letreros suceden de negocios con el "se vende" o "se alquila".

Ante esta situación muchos de los comerciantes que todavía resisten en la zona, poco más de media docena de establecimientos en una calle que fue meca del comercio local , señalaban ayer la necesidad de articular "medias urgentes" para dinamizar la zona y sobre todo que se lleve a cabo la propuesta abordada en un pasado pleno municipal de copiar el modelo de concellos como Allariz y revitalizar el casco viejo creando líneas de tienda "outlet". Este tipo de tienda de productos de textil o calzado de firmas de prestigio, pero de otras temporadas, lo cual permite abaratar los precios, han conseguido revitalizar el casco viejo de la villa de Allariz y atraen público incluso los domingos a la zona histórica.

En el caso de la calle Villar algunos de los comerciantes que resisten esperan un proyecto de revitalización del casco histórico que devuelva a la zona el esplendor perdido al ser todo su entorno uno de los más bellos de todo el casco histórico.

"Algunos abrimos en esta zona porque los alquileres son muchos más bajos que el centro, pero pese a que es una zona segura, de la que se han erradicado las lacras que había por aquí pasa menos gente" , explica José Álvarez, un restaurador de muebles que abrió hace dos años una oferta muy personal, "Primittive Ourense". Añade que "seguimos aguantando a la espera de que saquen adelante algunos de los proyectos que habían prometido" .

En el tramo más estigmatizado de Villar, por la falta de proyectos tangibles de dinamización comercial desde las distintas administraciones, pese a la proximidad de esta calle al entorno turístico de As Burgas, sobreviven un supermercado, una tienda de ropa infantil, una tienda de ropa vintage y un locutorio en el que el alto porcentaje de inmigrantes que hay en la zona antigua realiza desde ahí sus giros. También una mercería, una tienda de electrodomésticos que ya solo tiene el escaparate y cambió su despacho a otra calle y un kiosco que fue histórico y a punto de echar el cierre, pues están vendiendo ya los libros de almacén.

En el siguiente tramo se suceden también bajos que albergaron almacenes de ropa de casa, un edificio derribado, otro en fase rehabilitación donde se dotarán dos viviendas de protección oficial para jóvenes.

Para Toño Pérez, un agente comercial con muchos años de experiencia en suministrar productos a las pymes, "los grandes enemigos del pequeño comercio han sido la apertura de los hipermercados que ha hecho que mucha gente que venía del rural al casco viejo se quede en los centros comerciales para comprarle ropa a los hijos y nietos; luego la Pontevella, todo ello tiendas con franquicias; la peatonalización del casco histórico, que impide llegar y aparcar al lado del comercio y los bazares chinos", explica. Un problema que nota "están sufriendo los pequeños comicios que quedan en los municipios del rural" .

La apertura del Centro de Interpretación de As Burgas con entrada a sus oficinas por la calle Villar o la remodelación de la antigua y fallida Casa da Maxia, en ese mismo entorno, así como la tranquilidad del barrio son algunos de los puntos a favor por el que "los últimos mohicanos" del pequeño comercio tradicional y de calidad resisten en el casco histórico y en especial en este eje Plaza Mayor-Posío. El comercio es una de las apuestas decididas del programa del electoral del PP y el alcalde, afirman fuentes del grupo municipal "está estudiando las mejores ideas para aplicarlas al comercio local" afirman.