La Policía Nacional de Ourense ha detenido al ladrón que el pasado 12 de agosto atracó al párroco de la Asunción, tras un forcejeo en el que llegó a morderle en la mano. Se llevó unos 100 euros en efectivo que tenía en la cartera, además del telefóno móvil. Antes de marcharse, mordisqueó el cable del fijo para que el cura estuviera incomunicado y no pudiera llamar a las autoridades. Tras pasar a disposición judicial ha quedado en libertad

Los hechos ocurrieron el 12 de agosto sobre las 18.30 horas, cuando el sacerdote estaba en el despacho de la casa parroquial, antes de una misa. Sonó el timbre de la puerta y era un varón pidiendo dinero. El párroco intentó cerrar la puerta pero el individuo lo impidió con su pie. El cura pretendía dialogar con el individuo pero el hombre se volvió agresivo, agarrando la cartera que el religioso llevaba en la mano y forcejeando con él para impedirlo, momento en que le muerde la mano y le araña. Mientras forcejeaba, el autor lo amenazó con sacar una navaja, no llegando a hacerlo, pero sí cogió unas tijeras y lo intimidó con ellas, por lo que la víctima accedió a entregarle el dinero. Acto seguido, el autor secciona con sus propios dientes el cable de la línea fija y sale corriendo, llevándose consigo 100 euros y su teléfono móvil.

Los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) se hicieron cargo de la investigación. Tras recabar la información suficiente y después del análisis de los datos característicos aportados por el testigo, se identifica al presunto autor del robo con violencia procediendo a su detención el día 30. No pudo ser antes porque no estaba en la ciudad.

El detenido, de treinta y un años de edad, es natural de Portugal y le constan 15 detenciones anteriores. El juez de guardia ha decidido dejarlo en libertad.

Se trata de la segunda detención en pocos días por hechos similares, tras el arresto del presunto autor de un robo en la iglesia de los Franciscanos, en el Parque de San Lázaro, que amenazó al responsable del templo con pincharlo con un estilete para impedir que llamara a la policía tras forzar un lampadario.