En cuanto a los criterios, si los hay, de reagrupación de las familias, el ourensano pudo saber que "si eres menor de edad, te suelen juntar con tus allegados en el mismo destino, pero una vez que pasas la mayoría de edad, y se juega mucho con eso, mala suerte, te puede tocar en cualquier otro lugar sin importar, por ejemplo, dónde estén tus padres". Un caso concreto es el de Mahmud, un joven de 18 años cuya familia estaba toda en Alemania, menos él: "Le dije que por qué pasaba eso, y me explicó que lo que le tocaba era quedarse él solo en Grecia a vivir hasta que le diesen la reunificación, pero se lo tomaba superbien", explica Brais Menéndez impresionado.

Otra de las injusticias por la que tenían que pasar los ciudadanos a la hora de ser enviados a un destino u otro era la de los interrogatorios interesados: "Un funcionario público les hace a todos una entrevista de unos minutos, y en ella te juegas irte o quedarte más tiempo allí en base a la subjetividad del entrevistador". De hecho, "a un chico le preguntaron que por qué estaba en Jasmine School refugiado, y este le contestó que era por la guerra que el ISIS mantenía en Siria; el funcionario le replicó que por qué no se había quedado defendiendo a su país". Todo seguía la misma línea de "locuras" con ese tipo de preguntas. "Se juegan la vida en una entrevista, en una mala contestación", sentencia Brais.