No cesan las discrepancias entre un grupo de vecinos y el bar Vega 70, en la esquina de las calles Xosé Luis López Cid y San Pedro Mezonzo, en el barrio de A Ponte. Las quejas sobre los ruidos, horarios y hasta carreras ilegales en un entorno residencial, junto a un parque público -incumplimientos que el negocio rebate con mediciones acústicas e informes policiales-, se dirimen en el juzgado, con dos derivadas por ahora. El titular del Contencioso Administrativo 1 de Ourense, Francisco de Cominges, ha fallado a favor del Concello, avalando la revocación del permiso para 4 veladores por las quejas de los residentes. El hostelero recurrirá al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Su abogado planeaba registrar esa apelación entre ayer y hoy. En la vía civil, los vecinos presentaron hace semanas una demanda para pedir el cese de actividad por supuesta actividad molesta. La juez de Primera Instancia 1 negó el cierre como medida cautelar. El bar contradice la versión de los residentes: "Los informes de la Policía Local afirman que existe una situación de abuso contra el establecimiento. Los agentes dicen que están hartos de ir y no encontrar nada", afirma su abogado.

En marzo, el Concello de Ourense cifraba en más de 200 las actuaciones en el bar de la Policía Local, desde el mes de julio de 2015. El representante legal del Vega 70, que cuenta con licencia de apertura de 2008 , asegura que "las denuncias de los vecinos no están justificadas en parámetros objetivos. Todos los informes de control acústico dieron negativo. El local tiene un sonómetro homologado, el ingeniero municipal ha hecho mediciones y no hay ni una que sobrepase los límites. Que hablen de carreras y cosas así no tiene nada que ver con el establecimiento. También denunciaron por trapicheo de drogas y la Policía Nacional lo descartó. Por eso se alude en los informes a un abuso".

Concello confirma más quejas

Según indicaron ayer fuentes municipales, las llamadas de los residentes han continuado en los últimos meses. "En mayo y junio, agentes de la Policía Local, atendiendo llamadas de vecinos, se desplazaron en varias ocasiones al local a causa de quejas por ruidos, ejercicio de la actividad con puertas abiertas, vehículos mal estacionados o colocación de sillas en el exterior del local, y realizaron las acciones oportunas en aquellos casos en los que se constató la infracción. En una ocasión se requirió la retirada de tres sillas ubicadas en la acera (que fueron retiradas de inmediato), en otra un vehículo estaba mal estacionado y fue denunciado, y en otra ocasión se requirió al propietario que cerrase una puerta abierta. En otros casos, no se constató infracción", según el gabinete de prensa del Ayuntamiento.

"Llevamos así 8 años y el problema nunca se acaba. Muchas veces pasamos de llamar y otras recibimos malas contestaciones", dice un vecino a este periódico. Asegura que hay grabaciones recientes de "clientes sacando mesas y sillas, y 5 o 6 motos abriendo gas y arrancando todas a la vez". Según él, "no tenemos nada contra el bar ni el dueño, solo pedimos que no moleste. ¿Dónde está el derecho al descanso?". Los residentes han pedido al Concello pasos de peatones elevados junto al negocio.

La primera derivada judicial de este conflicto entre vecinos y el bar de la esquina se ha saldado con una sentencia desfavorable al establecimiento. Estaban personados el hostelero y el Concello de Ourense, que decidió revocar la licencia para 4 veladores que tenía el negocio desde abril de 2009. El titular del Contencioso 1, Francisco de Cominges, avala la decisión municipal, en una sentencia de 6 de julio que el abogado va a recurrir.

La Concejalía de Comercio revocó la autorización el 5 de febrero de 2016. En mayo, dictó una orden de retirada de los veladores. El hostelero pidió la anulación de ambas decisiones y que se condenara al Concello a indemnizarlo por los perjuicios derivados de la imposibilidad de explotar la terraza entre febrero y abril de 2016, así como desde el pasado julio.

El hostelero alegó en esta primera instancia que el problema tuvo causa "en las denuncias obsesivas de un solo vecino", sin que se demostrase el incumplimiento de la normativa acústica ni se acreditasen desórdenes públicos. El Concello defendió que la retirada, una potestad discrecional de la administración municipal, no obedeció a una decisión arbitraria existía causa "más que justificada para intervenir", por los "múltiples incidentes y quejas" registrados desde 2015, en alusión a "ruidos, escándalos, peleas y ocupación de mayor superficie de acera que la autorizada".

Clientela "conflictiva"

El magistrado incide en que la potestad municipal para otorgar o modificar los permisos de terraza en la vía pública "es discrecional". El Tribunal Superior revisará este caso, en el que el juez de primera instancia considera que los partes policiales y fotografías evidencian "numerosas quejas vecinales y problemas de orden público" en la terraza exterior, tanto porque se ocupa más espacio del permitido, imposibilitando el paso de carritos o sillas de ruedas, como por "una clientela nocturna especialmente conflictiva y ruidosa, que el titular del local no fue capaz de evitar ni de controlar". Rebate al hostelero y acredita que "los denunciantes fueron varias y distintas personas, no un solo vecino". Según el magistrado, "en esta tesitura, siendo discrecional la potestad municipal para autorizar o restringir la ocupación de la acera con veladores o terrazas, se concluye que la revocación de la autorización ostenta la motivación y justificación necesarias".