Las campanas de la iglesia de Chaioso suenan con más fuerza de lo normal durante once largos segundos. La noche llena de oscuridad un pueblo que fue fantasma hasta casi el amanecer, cuando los hombres lobo y demás hijos de la luna debieron volver a ser humanos y dejar atrás sus atroces comportamientos, cuando hubo tanta claridad que ni los zombis pudieron mantenerse de pie ni Caperucita Roja perderse entre los caminos oscuros que le conducían al mal.

Cinco y... acción! Comienza el recorrido por las calles de Chaioso. Grupos de hasta doce personas están a punto de conocer este pueblo macedano de la forma más peculiar que jamás hayan vivido en pesadillas. Como si se tratara de un recuerdo por las películas de terror más espeluznantes, horrorosas y sobrecogedoras del cine, estos valientes, guiados por uno de los doce voluntarios encargados de acompañarlos por los senderos del miedo, se van topando con lugareños ensangrentados, decapitados, envueltos en sábanas y equipados con objetos afilados, todos ellos con ganas de atemorizar a los animosos que decidieron despertarlos en una noche de verano para no respirar.

Durante la media hora más larga de sus vidas, el corazón de los osados foráneos que escogieron estas fechas para conocer Chaioso va al ritmo de las motosierras y late con la fuerza de las campanas de la iglesia del pueblo, que, por si no fuera suficiente el atrezo, ambientan un escenario lóbrego sacado 'con pelos y señales' de la cabeza de Marcus Nispel, padre de aquel filme taquillero 'Viernes 13' que enmudeció miles de salas de cine.

Con incontables sobresaltos en el cuerpo y más de la mitad del camino por transitar, asalta para interrumpir los pocos segundos de tranquilidad uno de los personajes más reconocidos de la ficción novelística y cinematográfica: Hannibal Lecter. El caníbal por excelencia de la gran pantalla, ataviado para la ocasión como si de 'El silencio de los corderos' se tratara, procura aprovechar la ocasión para sumar víveres que le permitan subsistir el largo invierno. Algunos visitantes corren la suerte de zafarse de sus largas garras; otros, aquellos que escapan hacia el laberinto del terror, podrán ser carne de cañón para Hannibal Lecter.

Transcurridos más de veinte inacabables minutos, esqueletos andantes y cuartos oscuros habitados por fantasmas recuerdan a los visitantes que todo lo anterior no era sino una mera preparación para lo que espera más adelante. Llegar hasta aquí significa haber gritado de miedo, callar por temor y correr para evitar ser parte de uno de ellos en la próxima edición.

La despedida se acerca y, con ella, el final de más de treinta minutos en los que hasta las agujas del reloj avanzaban como si ellas mismas también tuvieran que lidiar con seres empeñados en retrasar el desenlace de lo que solo fue una pesadilla a la que, como diría la tradición, a pesar de todo y a buen seguro, es mejor ir de vivo que de muerto.

Un beneficio común

La celebración del Pobo Fantasma de Chaioso tiene su origen en la necesidad de recaudar dinero por parte de los habitantes de este pueblo de Maceda para "poder honrar a San Pedro en las fiestas patronales del primer fin de semana de julio", como reconoce José Manuel Garrido, portavoz de la organización del evento. Al vivir tan solo ocho familias a lo largo del año, sus lugareños se ven en la obligación de organizar diferentes actividades que les permitan percibir cierta cantidad de dinero y, así, preparar una celebración a la altura de lo que se merecen. Un 60% de lo recolectado se destina a las fiestas del primer fin de semana de julio; el 40% restante, a la próxima edición del Pobo Fantasma, que contó con novedades en esta décimo octava edición: un laberinto del terror, un aquelarre de brujas, un campamento sangriento, un quirófano y un parque infantil.

Recuperar una tradición

Chaioso cerró esta madrugada la edición número 18 del Pobo Fantasma en la que, durante dos noches, esta localidad macedana recuperó una vez más una tradición que se había perdido hace más de dos décadas. Tiempo atrás, en el castillo de Maceda, se celebraba un evento similar conocido como La noche del terror. José Manuel Garrido, portavoz de la organización del Pobo Fantasma, recuerda cómo él y sus compañeros, con 15 años, colaboraban en la puesta en marcha de este acto festivo; sin embargo, al tener que marcharse a estudiar y trabajar a otras ciudades, dejó de organizarse. Al volver a Maceda años más tarde, reconoce José Manuel, recuperaron esa noche de miedo del castillo macedano llevándola a Chaioso con el nombre de Pobo Fantasma.