El jurado popular dictará un veredicto sobre el crimen del holandés de Petín -perpetrado en enero de 2010 y oculto 4 años y medio- tras valorar, entre el resto de pruebas, algunos fragmentos seleccionados de "Santoalla", el documental que retrató el odio entre únicos vecinos en la remota aldea de Santoalla, el posible germen del homicidio de Martin Verfondern. Tras varios meses de gestiones que requirieron una comisión rogatoria, la productora estadounidense del film ha entregado al juzgado una copia con valor de prueba. La cinta, obra de los directores norteamericanos Daniel Mehrer y Andrew Becker, abrió la última edición del Festival de Cine de Ourense pero no fue distribuida en España ni constaba registro, por lo que fue necesario pedirla a Estados Unidos.

El fiscal del caso, Miguel Ruiz, que asistió a la exhibición de "Santoalla" junto al equipo de la Guardia Civil que esclareció los hechos, propuso esta prueba para acreditar la mala relación entre vecinos, para que se conozcan las declaraciones de la madre y los hermanos investigados así como para que el jurado se haga una idea de la aldea, encastrada entre montañas en el extremo oriental de la provincia de Ourense.

Cumplido este trámite, la fase previa al juicio finalizará con el próximo paso, el de los escritos de acusación de la Fiscalía y defensas. El juzgado de O Barco aún no ha dado traslado a las partes. La vista podría celebrarse en la Audiencia Provincial a finales de este año. El presunto homicida, Juan Carlos R. G., vio prorrogada la situación de prisión preventiva a finales de 2016. Permanece en la cárcel desde el 2 de diciembre de 2014.

El supuesto autor del disparo que abatió al holandés confesó a la Guardia Civil, precipitando su detención y la de su hermano Julio, investigado y en libertad, con la prohibición cautelar de regresar a la aldea de Santoalla, donde ya solo reside la viuda, Margo Pool. Los restos de Martin reposan en una tumba del cementerio del pueblo.

La abogada ha manifestado que su cliente se inventó la confesión ante la Guardia Civil debido a su "mente infantil" y dice que padece una discapacidad psíquica del 70 %. Sin embargo, los forenses del Instituto de Medicina Legal (Imelga) diagnosticaron un retraso mental leve del acusado, cuya capacidad intelectiva y volitiva "se encontraría parcial y escasamente afectadas", según dos informes del servicio. Juan Carlos aseguró haber disparado al holandés "por miedo" a ser atropellado, tras verlo aparecer en su coche. Según manifestó, la víctima conducía "como un tolo". El cambio de versión del sospechoso se produjo 5 meses después, en mayo de 2015. Juan Carlos negó haber disparado al holandés e incluso haberse encontrado con él.

En su interrogatorio del 2 de diciembre de 2014 ante la Guardia Civil, Julio también negó haberse encontrado con su hermano el día de los hechos pero dijo que se cruzó con el holandés en la carretera dentro del vehículo, con la ventanilla abierta, sentado en el asiento del conductor, caído hacia el del copiloto. Según el presunto encubridor, al acercarse no vio sangre.

El odio y "múltiples" conflictos

Los investigadores desentrañaron el crimen del holandés Martin Verfondern a base de esfuerzo. Llegaron a interrogar a casi la mitad de la población de Petín, con unas 400 entrevistas. Así fueron descartando caras y reafirmando su principal hipótesis, que los culpables habían sido supuestamente los hermanos Juan Carlos y Julio, presuntos autor y encubridor. Por el momento, el fiscal no ha concretado quién efectuó los disparos. "Movidos por un odio derivado de los múltiples conflictos que mantenían con él por la gestión de la comunidad de montes, y tras perder todos los procesos judiciales, decidieron acabar con su vida", esgrimió en un escrito de la fase de instrucción.