Los familiares más directos de Isabel Fuentes son sus primas y primos, los que han clamado justicia desde la consumación de un crimen que están convencidos de que se habría evitado si no hubieran fallado las medidas de protección. Teresa Fernández pone el nombre a la acusación particular. "Éramos como hermanos. Para mí fue el trago más duro y lo más terrible que ha pasado en mi vida", manifestó ayer, en su declaración en calidad de testigo. En el hospital, antes del crimen, la víctima aún no se comunicaba pero, según la familiar, respondía a los estímulos con ojos y cabeza. El marido, en cambio, "no se acercaba" (el personal sanitario dijo que era "amable y cariñoso"). La testigo afirma que cuando la paciente iba a ser trasladada a planta, sufrió un ataque de ansiedad, lo que prolongó su estancia en la UCI. La prima lo atribuye a una reacción de Isabel al ver a su marido. La familia considera que Aniceto decidió cometer el asesinato la noche del 7 al 8 de mayo porque la compañera de habitación estaba sin acompañantes y era la primera vez que estaba solo con ella.