La defensa de Aniceto Rodríguez pretende una atenuante o eximente por trastorno mental, o que se tenga en cuenta que el presunto asesino del hospital no es consciente ni recuerda nada. Ayer, en la tercera sesión del juicio por el crimen de Isabel Fuentes, declararon los expertos del Instituto de Medicina Legal (Imelga) que evaluaron al encausado. Según el criterio de las psicólogas forenses, el marido "intentaba presentarse más dañado de lo que realmente está" en la entrevista y en los test para determinar sus capacidades. Ellas sospechan que fingía. Los peritos no apreciaron un trastorno mental que afectara a sus facultades, ni en los encuentros con el acusado ni recabando la opinión de su hija y de su sobrina, con el objetivo de conocer su estado antes de los hechos. El abogado mantiene que Aniceto Rodríguez sí sufría un daño cognitivo y problemas de memoria, según dictaminaron médicos del Sergas, anteriormente. Los expertos del Imelga, que examinaron a Aniceto más tarde -considerando, también, esos informes de la sanidad-, explican que tras un ictus como el que el septuagenario sufrió al autolesionarse puede haber una evolución hasta un año después. Estos peritos consideran que, pese al daño cognitivo "leve" por el accidente cerebrovascular, el esposo mantenía las facultades intelectuales.

Las psicólogas que practicaron pruebas al hombre para valorar su capacidad procesal y realizar un perfil neuropsicológico, en diciembre de 2015, aseguran que Aniceto Rodríguez dio valores "por encima de la media" en un test, lo que les llevó a "sospechar" que pudiese estar "simulando" síntomas relacionados con un deterioro cognitivo a fin de aparentar que estaba "más dañado de lo que está". La defensa se remite al informe elaborado en agosto por los psiquiatras del CHUO, en el que sí se recogían problemas cognitivos.

Según sus familiares, entre la primera y segunda agresión, Aniceto Rodríguez mostraba "una leve depresión", con síntomas de "aislamiento y ensimismamiento", pero tal y como expusieron los forenses, dicho estado de ánimo "no tiene por qué ser patológico" y "no era suficiente para que afectara a sus capacidades". En su historial médico no constaban asistencias psiquiátricas. Hablando con la hija y la sobrina, los expertos no encontraron "nada en el pasado" que pudiera limitar sus facultades.

La defensa preguntó si el hecho de que Aniceto Rodríguez se hubiera intentado suicidar tras el crimen es compatible con un trastorno psiquiátrico. Los peritos del Imelga insistieron en que no han apreciado una enfermedad mental y explicaron que las causas también pueden deberse a un intento por propia voluntad, como "reacción a unos hechos por estrés agudo".

Los médicos del hospital que le hicieron el examen neurológico intervendrán hoy, así como los peritos de la Guardia Civil que examinaron la escena del primer ataque, en el domicilio conyugal de Pazos (Verín). El martillo con el que presuntamente Aniceto Rodríguez atacó a Isabel Fuentes mientras veía la televisión, tumbada en un sofá -recibió 3 impactos en el lado derecho de la cabeza que la dejaron en estado muy grave-, solo tenía salpicaduras de sangre de la víctima, sin rastro de ADN del acusado. En cambio, en el cuchillo que estaba bajo la cama de Isabel Fuentes en el hospital, el único perfil genético encontrado en el laboratorio correspondía al septuagenario, tal y como ayer certificó por videoconferencia una inspectora de la Policía Nacional.

Las acusaciones sostienen que el marido asesinó a su mujer con dos cuchilladas -una de ellas, con cuatro trayectorias-, aprovechando que la compañera de cuarto dormía de espaldas. Actuó entre las 4.30 y las 6.15 horas del 8 de mayo de 2015, en el intervalo entre visitas de la enfermera que acudía a poner la medicación y cambiar la alimentación. Con la misma arma, recogida por el personal sanitario de debajo de la cama y entregada a la Policía en una bolsa de plástico, Aniceto Rodríguez se autolesionó cortándose en la carótida. Su ADN es el único que apareció en el filo. La defensa cuestiona la cadena de custodia del arma, mientras que las acusaciones tienen claro que el arma recogida del suelo es la que el presunto asesino usó. No descartan que hubiera lavado la hoja tras el asesinato y antes de autolesionarse.

"Muy contento" en prisión

Aniceto Rodríguez dijo a los forenses que se encontraba "muy contento" y que estaba "muy cuidado" en prisión, lamentando que las secuelas del ictus lo limiten físicamente para jugar a las cartas.

El juicio contra el presunto asesino del CHUO finalizará esta mañana. Será la quinta sesión de prueba, si se incluye la prueba anticipada que se celebró el 6 de junio, sobre la autopsia y el examen forense de la primera agresión en Verín.

La vista oral finalizará con el turno a cada una de las partes para que expongan sus argumentos en el informe de conclusiones. Salvo modificaciones al término de la prueba, la Fiscalía solicitará 39 años de prisión por asesinato en grado de tentativa y asesinato consumado. La familia de Isabel Fuentes, que ejerce la acusación particular, eleva la petición a 49, al añadir la agravante de ensañamiento a la de parentesco, contemplada por ambos. Junto a su petición de atenuantes o eximentes de la responsabilidad, la defensa propone una condena por un total de 7 años de cárcel. En la causa está personada la Xunta de Galicia como acusación particular, al tratarse de un caso de violencia de género. Por ahora no ha tomado la palabra. Se adhiere a la postura de la Fiscalía.