Es un relevo escaso para el déficit de sacerdotes, generalizado en toda España y evidente en la Diócesis de Ourense, con menos de 200 curas en activo para 735 parroquias. Ayer se incorporaron dos, José María Romero e Hildebrando Gaviria, de 50 y 38 años. El obispo, Leonardo Lemos, ofició la misa de su nombramiento ayer, en la iglesia del Seminario Mayor. Para llegar a sacerdote es preciso superar 6 cursos. En el sexto año se ordenan diáconos, el paso previo. Es el estadio en el que ahora está Miguel Salas, investido diácono también ayer. Pasará un año de práctica pastoral antes de convertirse en sacerdote.

La ordenación de curas se hace una vez al año. Ser cura es ser un pluriempleado. La mayoría lleva 4 o 5 parroquias, y alguno 10 o más. En enero, la Diócesis de Ourense tenía 294 sacerdotes adscritos pero, descontados los enfermos, en misiones o estudiando, en activo eran 224, con solo 199 disponibles para dar misa. Las unidades pastorales, que agrupan parroquias, contrarrestan el déficit. La gran mayoría de curas es mileurista y tiene 67 años de media.