Dispersos en su territorio, el municipio de Vigo conserva un buen número de restos arqueológicos que permiten descubrir aspectos de la cultura y la forma de vida de los habitantes del territorio desde hace seis milenios.

Arrancando esta ruta arqueológica en el Neolítico, el historiador Xosé Couñago destaca el llamado "Casa dos Mouros" como el principal dolmen de Vigo y uno de los más completos de toda Galicia. Catalogado como Bien de Interés Cultural e incluido en el catálogo municipal de patrimonio histórico, está ubicado muy cerca de los campos de fútbol de a Madroa y forma parte de la ruta de las mámoas de Candeán, una de las principales de esta período histórico en la comunidad.

Este monumento megalítico es una tumba colectiva. Está compuesta por cinco losas verticales y otra, que se corresponde con la cubierta, pero que está caída y apoyada a un lado. Este especialista en patrimonio arqueológico y etnográfico apuesta por intervenirla para recolocarla en su sitio al objeto de aumentar su atractivo y ponerlo al nivel del dolmen de Axeitos.

Avanzando dos mil años en la historia, en los montes de Coruxo encontramos cientos de grabados rupestres de la Edad del Bronce, la mayor concentración de todo el municipio. En el conjunto, destaca el petroglifo de Fragoselo o "Pedra Moura" -como el dolmen, en referencia a los seres mitológicos tan presentes en las leyendas gallegas-. Esta roca -de 10,5 metros por 4,5- muestra docenas de inscripciones, con "una variedad bastante amplia de los dibujos de la época", según explica Couñago.

Progresando otro par de milenios, de la Edad del Hierro el municipio de Vigo tiene catalogados 27 castros. El historiador destaca el del monte O Castro como "el más interesante y representativo" por la restauración de tres edificaciones y las indicaciones habilitadas, que permiten entender la forma de vida de nuestros antepasados.

Según los datos arqueológicos, estuvo habitado entre los siglos III a. C. y III d. C., tras lo que sus habitantes se trasladaron al Areal. El castro ocupaba todo el monte y se piensa que estaba muy poblado. Los expertos sospechan que sería un oppidum, el centro social, económico y político de una comarca, que incluía castros de menor tamaño. Esta teoría se sustenta en su gran tamaño y la diversa funcionalidad de los restos hallados, donde se observan tanto actividades artesanales -canales y pilas-, como económicas -silos y graneros- e incluso rituales -saunas-.

De la romanización, la ciudad cuenta con dos yacimientos únicos y bien conservados. En Rosalía de Castro está Salinae, definida por la Consellería de Cultura como "la única salina marina de evaporación solar conservada y musealizada de todo el Imperio Romano". En O Vao, la finca de Mirambell, que tuvo su esplendor en los siglos III y IV. Es la única villa romana de Galicia que está excavada íntegramente y puede ser visitada. Además, estos restos confirman el consolidado asentamiento romano en el municipio.