Las patronales de Pontevedra y Ourense no encajan en la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) porque no se sienten representados. No abandonan el barco, pero marcan distancias y establecen una alianza entre ellos, con el apoyo del norte de Portugal, "para explorar nuevas vías de desarrollo conjunto".

-¿Las aguas continúan revueltas en la CEG?

-Nosotros seguimos transmitiendo la misma idea. Si lo que se pretenden ahí es ignorar a todo el empresariado de Ourense y Pontevedra, esa CEG carece de viabilidad. La Confederación de Empresarios de Galicia se constituyó como representación de las cuatro provincias, y tiene que recuperar esa función. Para nosotros el modelo de CEG actual está agotado. Hay que refundar la CEG, sobre unas bases de respeto de las cuatro provincias. Quizás haya que recuperar la idea de ir a una presidencia rotatoria. No volver a caer en las elecciones presidenciales, para que se impongan dos provincias con el apoyo de algunas agrupaciones sectoriales, en base a unos estatutos que no estaban preparados para eso. Los estatutos se hicieron para que la CEG fuera la representatividad de las cuatro provincias pero abría la puerta a que en un futuro se adhirieran organizaciones sectoriales de ámbito regional siempre pensando en que la gobernabilidad estaría consensuada por las proviciales. Ese equilibrio territorial se ha roto utilizando los votos de varias de esas sectoriales (algunas de ellas no son ni siquiera de ámbito regional ya que accedieron a la CEG por vía de excepcionalidad y están en la órbita de la Confederación de A Coruña ) y que unidos a los de A Coruña y Lugo, se pretende ignorar a las dos provincias del sur. Hay que refundar la CEG, sobre unas bases de respeto institucional, donde las cuatro provincias sean protagonistas y donde todo el empresariado gallego se encuentre representado, escuchado y valorado. Mientras no se den esas condiciones, la CEO se va a mantener al margen de la mayoría de las decisiones en el ámbito de la CEG.

-¿Existe la posibilidad de que se funde la Confederación de Empresarios de Galicia Sur?

-Ourense y Pontevedra no se van a quedar de brazos cruzados. Estamos pensando en trabajar conjuntamente en una serie de proyectos de futuro conjunto, donde nos sintamos cómodos, partícipes, valorados y trabajando en positivo.

-¿Esta fórmula provisional, se puede convertir en una alianza duradera, si no se refunda la CEG?

-Claro, si sigue anclada en este mecanismo, Ourense y Pontevedra harán cosas conjuntas, al margen totalmente de la CEG.

-Si la situación no se reconduce y se sienten cómodos trabajando juntos, ¿puede culminar en una nueva organización?

-No podemos decir eso, porque todavía tenemos esperanzas de que la CEG se reconduzca y los dirigentes de otras provincias recapaciten y corrijan sus decisiones pasadas.

-No sería ninguna tontería. Entre Ourense y Pontevedra hay vínculos muy grandes, por proximidad geográfica y por la colaboración que mantienen en diferentes ámbitos. Comparten Universidad. En su momento compartieron las cajas...

-Sí, y también tenemos una proximidad con el norte de Portugal. Hay proyectos transfronterizos, colaboración entre las asociaciones de Ourense y Pontevedra con las del norte de Portugal, y queremos explorar estas nuevas vías de desarrollo conjunto, con proyectos e iniciativas que beneficien al norte de Portugal, a Ourense y a Pontevedra. Formamos parte de una entidad conjunta, que se llama Centro de Desarrollo, Cooperación y Servicios Empresariales Transfronterizos (CECOTRAN), en la que participan la Confederación Empresarial de Pontevedra, la Confederación Empresarial de Ourense, la Asociación de Empresarios de Viana do Castelo, la Asociación de Empresarios de Braga y la Asociación de Empresarios de Porto. Se ocupa de temas transfronterizos, problemas de movilidad de los trabajadores, normativa laboral, a un lado y al otro de la frontera, y temas de infraestructuras comunes, como trenes y tráfico de mercancías.

-El detonante fue que A Coruña y Lugo han incumplido un acuerdo.

-De todo el mundo es conocido que hubo un pacto entre las cuatro confederaciones provinciales, por el que se comprometieron a no presentar un candidato, sin contar con el consenso de las obras tres confederaciones. Este pacto, que se subscribió dos días antes de acabar el plazo, se vulnera en el último minuto. A Coruña presentó un candidato y Lugo en lugar de mantenerse fiel al acuerdo, cambia y apoya el pacto de A Coruña. Y las sectoriales que entraron durante el período de presidencia de Antonio Fontenla también apoyaron al candidato.

-Fue más de lo mismo?

-Ya veníamos de una situación bastante complicada, desde que Fontenla le hizo la vida imposible a José Manuel Fernández Alvariño, durante el período que presidió la CEG, y luego con el impulso de la candidatura de Diéter Moure, para competir con el candidato propuesto por Ourense. Y a esto se ha sumado la vulneración del pacto. Por lo tanto, parece claro que hay una estrategia de seguir controlando la confederación, desde el ámbito de A Coruña, ahora con el apoyo de Lugo, ignorando a los representantes de las provincias del sur de Galicia.

-Si no reaccionan ante esta situación, daría la impresión de que los representantes de Pontevedra y Ourense no tienen sangre en las venas.

-Nosotros estamos cansados de ir allí y comprobar que de lo único que se habla es de si hay dinero o no para continuar, de que van a echar a unos trabajadores o no? No se habla realmente de los problemas de los empresarios. Todos los debates que se realizan allí -son bastante tensos, de carácter bastante agrio-, tienen que ver con la propia organización de la CEG. La subsistencia. Nosotros pensamos que la CEG, que se formó por las cuatro confederaciones provinciales, como una plataforma para representar a los empresarios gallegos con una voz única, formando parte de una organización troncal, que es la CEOE, a nivel español, está vacía de contenido. Lo único que hay ahí es una lucha, por parte de algunos, que pretenden eternizarse, controlando esa organización. Está muy alejada de los problemas que tienen los empresarios gallegos todos los días. No se habla de la competitividad de las empresas, de la innovación o de la financiación empresarial, no se habla de las infraestructuras futuras que necesitamos tanto para viajeros como para mercancías, de los trenes y de las autovías pendientes, de los puertos o de los aeropuertos de Galicia, no se habla de las relaciones de Galicia con las comunidades limítrofes, no se habla de los problemas diarios de los empresarios ni del diálogo social con los trabajadores ni como poder interactuar con el Gobierno de la Xunta para conseguir cuestiones importantes que nos trasladan a los empresarios de Galicia. Solo se habla de los problemas de lucha interior y de la financiación de la CEG.