Para la Policía Nacional, Mohamed Benaachour y Lotfi Benlalam, dos hombres de nacionalidad marroquí y argelina, de 25 y 46 años, los dos residentes en Pontevedra, son una banda de "delincuencia itinerante" que el martes intentó robar en un piso de la calle Salvador Dalí, en el barrio de O Couto, en Ourense. El dueño escuchó ruidos en la entrada, se acercó a la puerta, que ya se encontraba abierta, y vio a dos individuos en el descansillo. Los intrusos huyeron al saber que los habían pillado. Dos días después, ayer, la justicia zanjó el caso en un juicio rápido, con una condena de conformidad rebajada a una pena de 8 meses de prisión para cada uno. Quedaron en libertad y no tendrán que ingresar en la cárcel. A cambio, asumen el delito de tentativa de robo con fuerza en casa habitada. Mohamed -con antecedentes penales, pero ya cancelados- había sido detenido en cinco ocasiones anteriores. A Lotfi le constaba solo una.

Los delincuentes manipularon la puerta de acceso al inmueble por el método del "resbalón" pero también con un "sacacorchos", una herramienta muy especializada y de un "un modelo desconocido hasta ahora en España" -según la comisaría de Ourense-, con la que se puede arrancar el bombín y liberar la cerradura, inutilizándola.

La intención de los individuos era llevarse lo que encontraran de valor en el domicilio, pero no consiguieron su propósito tras ser sorprendidos por el propietario. Huyeron pero el dueño les hizo una fotografía tras verlos salir. Además, los reconoció en una rueda de reconocimiento celebrada en la prisión de Pereiro de Aguiar. A uno de ellos, con más certezas que al otro.

Tras alertar al 091 la víctima, la comisaría activó el llamado dispositivo de cierre, previsto para combatir en la ciudad la delincuencia itinerante y en el que participaron las unidades en servicio de Seguridad Ciudadana, Policía Judicial e Información. El despliegue tuvo éxito. La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) localizó a los sospechosos y los siguió.

Tras huir, a por "otro objetivo"

Su actitud no era la de abandonar la zona de inmediato, sino encontrar otro objetivo, según la Policía. Cuando la pareja detecta que los agentes los seguían, comenzaron a deshacerse de los útiles utilizados para el robo que portaban, utilizando un desagüe que desemboca directamente en el río Barbaña.

La fiscal ofreció a los individuos un acuerdo de conformidad. Si reconocían el delito, solicitaría 1 año de cárcel. Si no, elevaría la petición de pena a 1 año a 9 meses, con la posibilidad de solicitar su ingreso en prisión. Los ladrones eligieron el acuerdo y, ante la conformidad, se aplicó la rebaja de un tercio sobre la pena de 1 año propuesta, por lo que la tentativa de robo en el piso se queda en una pena de 8 meses. La magistrada de Instrucción 3, en funciones de guardia hasta el lunes de la próxima semana, les notificó ayer mismo la sentencia. Tras pasar dos noches en el calabozo, los ladrones abandonaron ayer a mediodía el juzgado en libertad.

La Policía indaga a un tercero

El relato de la sentencia que pone fin a este caso es bastante más escueta que la versión de la Policía Nacional. Los investigadores sospechan que un rumano, ya identificado, completaría este supuesto grupo itinerante. Se basan los investigadores en que el vehículo utilizados por los autores -un Renault Laguna que fue intervenido en la detención- tiene identificado como usuario a esa tercera persona. La fiscal desconocía ayer la posible implicación de otra persona.