Isabel Fuentes (66) murió asesinada sin protección, pese a que la Policía Judicial había advertido a la juez del "peligro" que suponía no restringir las visitas del marido porque era el principal sospechoso de un ataque previo que intentó camuflar como un robo. La primera magistrada no vio indicios suficientes para poner el foco en él. Aniceto Rodríguez Caneiro (77) visitaba a su víctima con normalidad en el hospital de Ourense y durmió a su lado la noche que la remató. Así consumaba un crimen con dos capítulos: la noche del 1 al 2 de abril presuntamente la dejó en coma, golpeándola con un martillo, mientras ella veía, casi dormida, la televisión en el domicilio conyugal. El 8 de mayo de 2015 acabó con su vida de una cuchillada. El crimen machista, uno de los sucesos que mayor impacto han causado en Ourense en años, se juzgará en junio, casi a los 2 años tras una instrucción bastante ágil. Aniceto Rodríguez Caneiro se sentará en el banquillo entre el 19 y el 22.

La Fiscalía pide 39 años de cárcel por un delito de asesinato intentado (14 años) y otro de asesinato consumado (25), ambos con la circunstancia agravante de parentesco. La familia, personada como acusación particular, eleva la solicitud a un total de 49 años. La letrada Beatriz Seijo suma en su escrito la agravante de ensañamiento. Según considera, Aniceto Rodríguez Caneiro "aumentó inhumanamente y de forma deliberada" el dolor y sufrimiento de su esposa.

Por su parte, la defensa, ejercida por Jorge Temes, plantea 3 y 4 años de prisión, respectivamente, por el primer ataque en el domicilio conyugal -lo califica como lesiones, y no intento de asesinato, por el hecho de que el hombre acudiera gritando a la casa del vecino para alertar de un ataque-, así como por el crimen consumado del CHUO. Según el escrito de defensa, Aniceto Rodríguez Caneiro "no es consciente de haber atacado" a su mujer el 2 de abril en la casa de Pazos, en Verín, ni tampoco "de haberle dado muerte" en la habitación del hospital. Defenderá la atenuante de trastorno mental transitorio y se agarrará al ictus que el acusado sufrió tras autolesionarse con la misma arma del crimen.

La familia cree que Aniceto finge estar peor de lo que está. En su escrito esta parte sostiene que el marido "simula" las supuestas consecuencias del ictus. "Dichas lesiones no afectan a su capacidad de comprensión, pese a pretender el procesado simular afectaciones y daños que no padece". Es una línea similar a la del fiscal, quien entiende que las secuelas "no afectan a su capacidad" y que el acusado pretende "presentarse más dañado de lo que realmente está". En la fase de instrucción, los forenses determinaron que el presunto asesino conservaba las suficientes facultades como para entender qué es un juicio y sentarse en el banquillo de los acusados.

El crimen de Isabel Fuentes lo resolverá la misma sala que la semana pasada acordó mantener preso a Aniceto Rodríguez como mínimo hasta el juicio. El tribunal prorrogó la medida cautelar ante la elevada petición de condena a la que se enfrenta el presunto asesino, "sin que la salud del acusado, de 77 años y aquejado de las secuelas de un ictus, pueda erigirse en óbice impeditivo del riesgo de eludir la acción de la justicia".

El matrimonio regresó a su domicilio de Pazos (Verín), a las 21 horas del 1 de abril, tras haber pasado la tarde en la casa de unos primos. Esa misma noche o a primeras horas del día siguiente, el acusado aprovechó que Isabel estaba dormida en el sofá, en situación de indefensión, para golpearla presuntamente con el martillo en la zona lateral derecha de la cabeza, con ánimo de acabar con su vida, ocasionándole tres heridas. Dándola por muerta, Rodríguez Caneiro trató de fingir que se había producido un robo pero la Policía Judicial desmontó esa denuncia falsa. Después fue al domicilio de sus vecinos pidiendo auxilio al grito de "Roubaron e mataron a Isabel".

La víctima estuvo en Reanimación y, desde el 30 de abril de 2015, en planta. Evolucionaba bien, respondía a estímulos y estaba más cerca de volver a comunicarse. El acusado la acompañaba en la habitación continuamente. La víctima y su asesino presente. El día 8 de mayo de 2015, entre las 5:00 y 6:00 horas de la mañana, el septuagenario aprovechó que tanto ella como su compañera dormían. Con el mismo ánimo de matarla, le levantó el camisón y le asestó con un cuchillo de cocina que portaba al efecto, de 14,5 centímetros de hoja, dos puñaladas, una de ellas al corazón.