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Pablo Carbonell: "Estrenamos la libertad de expresión con 'La bola de cristal' pero hemos ido a peor"

Presenta esta noche en el Auditorio el espectáculo autobiográfico "El mundo de la tarántula"

Pablo Carbonell actúa esta noche en Ourense. // FdV

Pablo Carbonell es uno de los platos fuertes de la Miteu que arranca hoy en Ourense. El artista presenta esta noche (Auditorio, 23.00 horas) un espectáculo entre el monólogo y el musical en el que va narrando su trayectoria vital y artística. "Es como una montaña rusa, pasa de la carcajada al drama", explica, aunque admite que al drama, le cuesta acostumbrarse.

-El espectáculo se titula "El mundo de la tarántula". ¿Se ha sentido alguna vez atrapado como en una telaraña?

-Sí, porque algo hay de un bicho que te pica para meterte en estos fregados. Esa es una reflexión que yo siempre me hago. ¿Por qué la gente que se dedica a subirse al escenario no se baja nunca? ¿Y por qué hay gente que nunca se sube? ¿Qué pedrada tenemos los que lo hacemos? Nos ha picado un bicho.

-Pero esa picadura no es letal como la de la tarántula. ¿O sí?

-No, pero es crónica. No hay más que ver a Bob Dylan, no se va a jubilar nunca, por más dinero que tenga. Por cierto, él hizo un libro medio autobiográfico de poemas que se llama Tarántula y no le he podido preguntar por qué. El suyo es anterior al mío pero ambos hemos coincidido, yo no sabía que existía ese libro.

-¿Y cómo está la farándula?

-Bueno, intentamos quejarnos menos. Han bajado el IVA, lo cual es una buena noticia aunque todavía no ha entrado en vigor. Y es una buena noticia para todos porque cuando hay una obra de teatro que funciona bien, los restaurantes que hay alrededor también se benefician, el transporte, los taxis... En general la gente cuando se queda en casa no gasta, pero cuando sale a ver espectáculos sí. El teatro es un motor de la economía en muchísimos aspectos, no solo nos beneficiamos de esta industria los que nos subimos al escenario

-Dice que ahora se quejan menos ahora ¿no ha servido de mucho el pataleo?

-Yo en general no me quejo porque no me gusta ir por el mundo hecho un cenizo. Y porque además creo que todos los sectores tienen motivo de queja, lo que pasa es que a un albañil no le ponen un micrófono y a nosotros sí. Entonces, un poco por solidaridad con otros sectores que no tienen la repercusión mediática que nosotros pues habría que dejar de quejarse ¿no?

-¿Qué se van a encontrar esta noche los espectadores del Auditorio de Ourense?

-Con algo parecido a 'Cuéntame', jajaja, pero centrado en el mundo del arte de la interpretación, de la música, la televisión y menos en los picores personales de cada uno.

-¿Pero va sobre Pablo Carbonell?

-Sí, es una obra autobiográfica. Algo que también hace Mike Tyson. Mi espectáculo va un poquito así, hay canciones que me han marcado y las vuelvo a revivir, a cantar, y alrededor está mi visión del mundo del espectáculo, de la gente que he conocido y a la que estoy muy agradecido.

-Hace un recorrido por su trayectoria desde la infancia a la actualidad. ¿En qué etapa se ha sentido más feliz?

-¿Más feliz? Yo creo que la etapa de Los Toreros Muertos es muy buena, pero en realidad lo he pasado bien en todo lo que he hecho. La peor parte es en la que no he hecho nada.

-Lanzaron Mi agüita amarilla y la convirtieron en un himno generacional. ¿Se esperaba algo así?

-Yo tenía claro que esta canción tenía muchas más lecturas que las simples de un egomaníaco que hace pis para todo el mundo, sabía que había una reflexión en ella y que estaba haciendo una canción para que la cantara todo el mundo. Que después haya permanecido tanto tiempo me sigue sorprendiendo. Está presente en la función.

-Un recorrido por su trayectoria es también una mirada a la cultura en España desde la transición. ¿Ha evolucionado bien?

-Hemos perdido mucha libertad creativa. Por parte del gobierno hay un interés en amordazarnos y en hacernos creer que no tenemos capacidad de decisión. Parece que ellos moralmente son superiores a nosotros y nos dicen si las cosas que dice la gente se pueden decir o no. Como si nosotros no tuviéramos capacidad para decir ante cualquier manifestación esto es deleznable, esto es injusto o esto no se debería decir. Creo que esas decisiones las toma un pueblo cuando es soberano, si las toma un gobierno por sí, estamos perdiendo un amplio margen de libertad.Nosotros estrenamos la libertad de expresión con 'La bola de cristal' y no había maledicencia, no aprovechamos esa libertad para difamar, hacíamos algunas burlas sobre colegios privados o sobre bombas atómicas, y Ronald Reagan estaba todo el día en el programa, pero teníamos razón, había que defender la escuela pública y Reagan era un neurótico.

-En ese sentido ¿se ha producido una involución?

-Hemos ido a peor. Entre las manifestaciones que son perseguidas, reconoceré que hay algunas de mal gusto, pero esa es una decisión que debo tomar yo. También hay una parcela del honor de las personas que debe ser protegida, eso es cierto, pero aquí lo que se está pretendiendo es acallar voces discordantes. Lo siento, pero es que se nota mucho.

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