Vivir entre rejas por malas acciones puntuales o una reincidencia contumaz, por delitos de distinto grado, por múltiples vicisitudes. Hay un contexto para cada persona. "El resultado no es matemático. Dos personas en las mismas circunstancias no tienen por qué ser delincuentes. Influye una diversidad de factores: aspectos de tipo personal, como una predisposición individual a las emociones, los riesgos, o la impulsividad; una crianza poco efectiva -o bien la familia es excesivamente sobreprotectora y da todo a los hijos para que no se frustren, o bien es todo lo contrario, autoritaria-; así como las adicciones, los trastornos de personalidad, la falta de empleo o la exclusión social". La intervención con presos reforzó la convicción de que prevenir desde la base es clave. "Después de trabajar durante varios años solo con reclusos, analizando qué pudo suceder y qué fallar para que esa persona se convirtiera en un delincuente, nuestra conclusión es que lo que debe primar es la prevención. Hay que intervenir cuando aún no ha sucedido nada". Habla Raquel Crespo, presidenta de Apes, una asociación con sede en Ourense que trabaja cuando el crimen ya ha ocurrido y su autor paga por él con su libertad, pero también antes. El equipo aplica programas para favorecer la vuelta a la sociedad de los condenados -se asiste a unos 100 reclusos y exreclusos del penal de Pereiro-, y además interviene desde la base con estudiantes, concienciando frente al delito.

La Asociación para a Prevención e a Educación Social, el nombre tras el acrónimo, opera desde 2008. Raquel Crespo, experta universitaria en Criminología, es la portavoz de un proyecto integrado al 100% por mujeres (12 entre contratadas y voluntarias, en especialidades desde la pedagogía y el trabajo social a la psicología), una triste excepcionalidad en una sociedad todavía machista. El fomento de la igualdad, desde la adolescencia, y la lucha contra los roles por razón de sexo y la violencia de género son algunos de los aprendizajes que persiguen los proyectos de intervención en las aulas de Apes. El año pasado, el colegio Cisneros colaboró en un proyecto de sensibilización contra el machismo y los malos tratos. En este curso 2016-17, más de 250 escolares de 5 centros de Ourense participan en acciones de educación en valores y concienciación frente a distintos delitos.

Durante todo el curso se plantea un proyecto educativo "para que sean los niños los agentes de cambio, y adquieran conciencia social gota a gota". Concepción Arenal, Santo Ángel y Divina Pastora trabajan contra el acoso escolar. El colegio Cardenal Cisneros se enfoca este año en la prevención del vandalismo. En Divina Pastora también se conciencia frente a los incendios forestales y el Santo Cristo -el único de los 5 en el que no participan estudiantes de ESO, sino de FP-, los alumnos abordan la violencia presente en los medios, y cómo influye en su aprendizaje.

"Se trabaja en valores"

"Se trabaja en valores, ayudando a los niños desde pequeños a que forman parte de una comunidad, que se impliquen, que tengan un arraigo social más allá de su familia, con su entorno, con su ciudad y su barrio", describe Raquel Crespo. Para los expertos también es importante "que las familias tengan cierta control sobre las amistades de sus hijos, sin coartar su libertad, pero sabiendo con quién se relacionan para así orientarlos. Aunque con 11 años crean que se comen el mundo, puede suceder al revés. Con las redes sociales hay casos preocupantes de niños con acceso a internet sin control de ningún tipo, lo que entraña un riesgo enorme de que se conviertan en acosadores o víctimas, ya sea acoso escolar o de tipo sexual".

El módulo sobre el bullying del curso pasado sirvió de "catarsis para algunos grupos de alumnos, para analizar si la actuación de algunos podía ser correcta o no. E incluso de niños que alguna vez sufrieron y cuyas emociones afloraron".

Los programas se ponen en práctica en las aulas, con la implicación de los profesores, "porque es donde más fácil resulta trabajar con los estudiantes". Se trabaja transversalmente la temática. "Si se está trabajando sobre el acoso escolar, pues por ejemplo al profesor de lengua le preparamos materiales didácticos, como una lectura de una carta de una víctima de acoso escolar, o escribir poemas en que se hable del tema". La intervención en los centros incluye charlas para docentes, alumnos de otros cursos y también los padres. "No se debe cargar toda la responsabilidad sobre la escuela. Las familias son fundamentales".

Presos con "miedo al rechazo"

La asociación conecta a los escolares con la realidad del delito que encarnan los reclusos, y también con la posibilidad de redimirse, de reinsertarse en la sociedad. Otro programa cuenta a los estudiantes qué es el voluntariado, y los encargados de hacerlo son presos. "El recluso descubre la satisfacción de hacer cosas sin esperar nada a cambio, un potencial dormido que transmite a los niños. Estos se quedan más impactados por el hecho de quién se lo está contando".

Pereiro es el centro de referencia de Apes, que acude de martes a viernes. El programa Prisión Abierta trabaja tanto en la inserción laboral de personas en la recta final de su condena, como con reclusos en segundo grado, en los que se fomenta "la motivación, el autocontrol y la gestión de las emociones". La asociación subraya que "no se trata de convertirlos en víctimas de nada, sino de apoyar el proceso de reinserción desde el realismo".

Cuenta Raquel Crespo que los condenados tienen "miedo al rechazo social y muchos, problemas serios de autoestima, se sienten inferiores y creen que van a ser juzgados eternamente. Piensan que hay un estigma en la sociedad y nunca encontrarán trabajo". La adaptación a la vida fuera "cuesta mucho más" si la duración del ingreso entre rejas fue mayor, pero sobre todo si falta arraigo social. "Es muy importante que el recluso sienta que puede ser una persona autónoma". El trabajo aporta un plus en este proceso de reinserción, pero para los expertos "es muy importante la voluntad de la persona, su intención de llevar una vida ajustada a las normas y de conformarse con un salario ajustado. A algunos, cuando salen de la cárcel, los problemas ordinarios los apabullan", retrata.

"Hay personas cuyos referentes desde la infancia no son positivos, y su aprendizaje desde la infancia ha sido el delito. Cambiar el esquema mental y todo lo aprendido es complicado en determinados casos. Cuando una persona ha vivido un proceso de delincuencia es que han fallado muchos pilares en su vida, nadie se convierte en delincuente de un día para otro". Por eso, concienciar hoy para prevenir mañana.