Con "el esfuerzo de más de 50 años, un trabajo incansable con honradez e inteligencia, y ahorrando, no podríamos haber llegado a ésto". Cualidades de "nuestra tierra gallega" que según Jesús Garriga Domínguez (hijo del dueño), llevaron a su familia a tener uno de los balnearios con más historia de Galicia, y cuyas nuevas y modernas instalaciones se inauguraron ayer. Un acto que contó con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien agradeció esta iniciativa privada que supuso una inversión 3.5 millones de euros y anunció que la Xunta remitirá al Parlamento una Ley de aguas termales de uso lúdico para definir, organizar y ordenar todas las capacidades del sector y ponerlo en valor. Ley que aseguró permitirá planificar termalmente la provincia de Ourense.

Este balneario está situado a dos kilómetros de la villa de O Carballiño, y ocupa el recinto del antiguo edificio del año 1842, cuyas aguas, que manan a 37 grados, fueron declaradas de utilidad pública en 1929.

Las modernas instalaciones, con más de 10 personas en la plantilla, cuentan con piscina dinámica, canal de fleboterapia, baños medicinales y de hidromasaje, salas de masaje, y mucho más en sus casi 2.000 metros cuadrados de superficie construida. Sus aguas minero-medicinales están consideradas entre las mejores de España, definiéndose como mesotermales (37º), sulfuradosódicas, cloruradas, bicarbonatadas y de mineralización muy débil.

Se recomiendan para tratar el reumatismo, la piel, problemas circulatorios y digestivos, y ya los romanos conocían estas aguas y en la Edad Media, dependiendo del Priorato de Oseira, sirvieron como elemento curativo para los vecinos con pocos recursos.