Eloy Álvarez, de 61 años, estaba solo el sábado por la noche, lavando la cafetera de su bar, agachado sobre el fregadero, y no percibió ningún ruido en la puerta hasta que alguien lo instó a entregarle "la pasta". El ladrón esgrimía un hacha, nada menos. "Llevaba un pasamontañas y solo se le veían los ojos". Eloy reculó dentro de la barra y el ladrón se apoderó de la recaudación, unos 700 euros. Después huyó. El empresario, lo siguió sin que se percatara y vio su cara cuando se descubrió el rostro. Esa imagen le quedó grabada. A los tres días, el presunto "atracador del hacha", como ayer lo definió la comisaría de Ourense, se presentó en el establecimiento con un acompañante para comer, como un cliente más. "Tenía el local lleno de gente y lo veo llegar con otro compañero, pidiendo dos platos combinados para que los sirviera en la terraza. Vi la misma mochila. Él estaba nervioso. Estoy seguro de que fue el mismo que me robó, como me llamo Eloy". El hostelero llamó a la Policía y el sospechoso fue detenido a los 5 minutos. No tenía el arma en su poder, pero sí una mochila como la del día de autos.

Eloy su mujer regentan el bar "A Fraga" de Manuel Murguía desde 1991. Trabajan 12 horas diarias. "No se puede consentir que un desgraciado venga a pegar un golpe o a complicarte la vida. He trabajado para estudiar a dos de mis hijos y a un tercero que sigue en Madrid".

El sospechoso del atraco es Hugo R. N., un vecino de la ciudad de 28 años y al que le constaban 4 detenciones anteriores. Su perfil es el de tantos otros delincuentes que reinciden: una adicción a las drogas que lo empuja a lograr efectivo. La comisaría observa una escalada de violencia, porque no constan denuncias de otros atracos con hacha. El presunto ladrón fue conducido ante el juez de guardia ayer, pero el magistrado de Instrucción 2, Luis Doval, prorrogó su detención, a la espera de una prueba clave. Aunque el dueño lo identifica, hoy se celebrará una rueda de reconocimiento en el juzgado para que el testigo señale a su sospechoso entre una variedad de hombres de aspecto similar. Es una diligencia clave. Es posible que si el hostelero acierta, el ladrón vaya preso.

La detención tuvo lugar a primera hora de la tarde del martes. El presunto ladrón se sentó en la terraza del bar sobre las 15.30 horas. El atraco había ocurrido a las 12 y media de la madrugada del sábado. El sospechoso entró en el bar con la cara tapada por un pasamontañas de color negro y portando en la mano un hacha. Una vez obtenidos los 700 euros -también le pidió la cartera al hostelero, pero este declinó-, el ladrón abandonó el bar a pie. El dueño lo siguió de forma discreta, hasta observar cómo se quitaba el pasamontañas a la altura del contenedor. Lo guardó en una mochila junto con el hacha y se dirigió en sentido al centro La Molinera. Eloy gritó para alertar sobre el ladrón. Como reacción, y ya sin la cara cubierta, el individuo se giró hacia atrás para ver quién le seguía, momento en que el declarante pudo verle el rostro. Le sonaba de ser un cliente ocasional. Es la misma persona, sostiene, que se sentó en su local el martes a primera hora de la tarde. El hostelero alertó de inmediato a la Policía Nacional y el sospechoso fue detenido. Se le intervino la mochila que llevaba, sin rastro por ahora del arma utilizada.