La cofradía de Frei Canedo da Ponte que a poco de estrenar milenio decidió inventarse un entroido propio para el barrio más populoso de Ourense acaba de dar un giro a su fiesta 'tradicional'. Tras un tenso y largo debate, los cofrades han optado por abrir su peculiar iglesia a las mujeres erradicando una norma sexista que prohibía el acceso de este sector a la solemne cena medieval de homenaje a Frei Canedo que los frailes celebraban al finalizar la procesión en el día grande. No es una apertura completa porque las mujeres no pueden ser cofrades, pero sí se les recibe como monjas.

El secretario de la asociación cultural que organiza este entroido, Miguel Domínguez, explica que había un sector dentro de la cofradía que llevaba años intentando esta apertura. Sostiene que la medida no era machista, sino que se había acordado así por los fundadores y se mantenía como una costumbre en la que los hombres se reunían en una cena sin mujeres. "Pero hemos pensado que ya era hora de que esto cambiase y fueron ellas las que decidieron integrarse como monjas, no es algo definitivo, a lo mejor para el año que viene eligen otro disfraz", apunta.

Con esta novedad, A Ponte celebró ayer el día grande de su particular Entroido. La fiesta tuvo lugar en la carpa montada al lado del Ponte Romano, donde se instala la capilla en la que fueron bendecidos los seis nuevos cofrades. Con estos, son 52 los frailes que componen esta peculiar orden, caracterizada por la total ausencia de pudor y decoro.

Desde las 18.30 horas empezaron a llegar los primeros asistentes a la carpa. El pregón corrió a cargo del grupo Vou nun bou, del que forma parte el humorista gráfico de FARO, Luis Davila. Era la segunda vez que esta charanga participaba en el carnaval pontino celebrando ayer su segunda Primera Comunión, tal y como explicaron en su intervención.

A continuación se desarrolló el bautizo de los nuevos cofrades al que siguieron el sermón y la purificación del lugar con el 'potefumeiro'. La legión, las 'romanas' y el mismísimo papa son personajes que nunca faltan en esta fiesta pontina donde la homilía siempre se reduce a un único mensaje: "Diversión y que la gente disfrute, que aparquen los problemas y vivan el entroido", explica Domínguez.

A partir de las 20.15 horas partió la procesión-desfile por las calles principales de A Ponte. Contó con la participación de 700 personas y diez carrozas. Cayeron algunas gotas pero la lluvia no llegó a deslucir el desfile.

A partir de las 22.00 horas, los solemnes comedores de la carpa acogieron la gran cena medieval, abierta este año por primera vez no solo a las mujeres, sino a todos los acompañantes y amigos. A las 23.30 horas comenzó el baile de disfraces amenizado por la orquesta Futuro.