Emiliano Álvarez Delgado, un exalumno del seminario menor de La Bañeza (León), presentó una denuncia el martes ante el Obispado de Astorga contra el cura Ángel Sánchez Cao, que actualmente presta sus servicios en Veigamuíños, en O Barco de Valdeorras. La víctima, vecino de la localidad leonesa de Borrenes, acusa al párroco de presuntos abusos durante su infancia, entre finales de los 70 y comienzos de los 80, cuando estudiaba EGB interno. Este último caso se suma a varios registrados en la diócesis de Astorga, tanto en el citado seminario menor como en el Colegio Diocesano Juan XXIII de Puebla de Sanabria (Zamora). El obispo de la zona, Juan Antonio Menéndez Fernández, compareció ayer ante los medios. El prelado promete cambiar los protocolos para tratar con los menores y asegura que pondrá fin "a todos los casos de abusos sexuales a menores".

El jefe de una diócesis a la que pertenece el extremo oriental de la provincia de Ourense, elaborará nuevos protocolos para todas las personas que tengan que atender a menores, desde catequistas a monitores y sacerdotes. Como primera medida todos deberán presentar al Obispado un certificado de antecedentes penales.

Según la denuncia contra el presunto cura pederasta ahora afincado en O Barco, los abusos ocurrían por la noche. Emiliano Álvarez aseguró, en su misiva dirigida al obispo, que no fue la única víctima. La pesadilla empezó cuando apenas tenía 10 años y Ángel Sánchez inició presuntamente los tocamientos. Siempre con todos los escolares internos ya en la cama. El afectado relata que eran habitaciones de unos 80 niños. El pederasta llegaba con una luz, bajaba las sábanas y los pantalones, y "te tocaba". Fuentes del Obispado de Astorga aclararon ayer que Ángel Sánchez Cao, con quien FARO trató de recabar su versión, sin éxito, no será apartado de su puesto por ahora. El obispo Juan Antonio Menéndez sostiene que toda denuncia sobre supuestos abusos sexuales a menores "se investigará con celeridad y prontitud, respetando los derechos de todos los implicados y con voluntad de restituir cuanto antes la justicia lesionada por el presunto delito. En todo momento se informará también a las presuntas víctimas de su derecho de presentar denuncia ante las autoridades civiles", según un comunicado.

Perdón por el "daño causado"

Según informa el Diario de León, a mediados de 2016, un proceso administrativo-penal, seguido a instancias de la Congregación para la Doctrina de la Fe, finalizó con la imposición de una pena al sacerdote José Manuel Ramos Gordón, al que se apartó de su oficio de párroco en la localidad zamorana de Tábara. El presbítero reconoció los hechos. El Obispado recibió otras dos denuncias relativas a la etapa del mismo pederasta en el Colegio Diocesano Juan XXIII de Puebla de Sanabria. Astorga acoge este sábado una manifestación que exige que se depuren responsabilidades.

Sin perjuicio de la "presunción de inocencia" de los curas aludidos, el prelado califica los hechos como "moralmente inaceptables e intolerables" y expresó una "petición de perdón por el daño causado y una vez más expreso mi apoyo y cercanía a cuantos son víctimas de los abusos sexuales". Por otra parte, Menéndez trasmitió ayer "mi firme voluntad de resolver de una vez por todas este grave problema y de poner todos los medios para que nunca más se repitan", cambiando los protocolos y colaborando "siempre" con las autoridades, "aplicando además con severidad y rigor la propia normativa canónica para tratar con equidad y justicia estos delitos, considerados como uno de los más graves del Código de Derecho Canónico".

En contacto con víctimas

El jefe de la diócesis de Astorga ha recibido a dos exalumnos del Colegio Diocesano Juan XXIII de Puebla de Sanabria y "he manifestado mi intención para atender a los exalumnos del Seminario de La Bañeza y he dispuesto que la comunidad diocesana exprese su solidaridad con aquellos que viven con indignación tales hechos, manifestándoles su apoyo, cercanía y oración. Aunque sean delitos que hayan prescrito civil y canónicamente, dichas denuncias son un acicate para tutelar mejor a nuestros menores y para garantizar a todos que las instituciones eclesiales de Astorga son un lugar seguro para la infancia y la juventud".