El traslado de los comerciantes que se encuentran en la Plaza de Abastos número 1 a una edificio portátil en el paseo central de la Alameda, que está a la espera del inicio de las obras, en donde permanecerán hasta que concluya el proyecto de rehabilitación del inmueble de la Plaza de Abastos, genera dudas en materia de seguridad y vigilancia, debido a que no existe un pronunciamiento claro por parte del gobierno municipal
Después de que el sindicato profesional de policías municipales SPPME alertase sobre la necesidad de planificar los servicios ante el próximo traslado, y de seguridad, sobre todo por las consecuencias que puede tener, ya que en ese lugar se celebra habitualmente el botellón, por el momento no hay previsión alguna en este sentido.
Los representantes del sindicato policial mantuvieron una reunión con la gerencia de la Plaza de Abastos. No hicieron más que confirmar que por parte del concello no se les ofreció ninguna solución en materia de seguridad para el próximo traslado, al igual que acontecería con el botellón en la Alameda una vez estuviese operativo el nuevo edificio en donde desarrollarán su actividad.
Cuestiones estas que no son menores, por lo que desde el SPPME se denuncia la "improvisación" que existe en materia de seguridad, y lamentan que tanto los principales afectados, los comerciantes, como los agentes, no tengan conocimiento alguno sobre la seguridad en esa zona.
Empresa adjudicataria
Desde el gobierno municipal, tanto al edil de Comercio, Belén Iglesias, como el responsable del área de Seguridad, Carlos Campos, aseguraban desconocer que exista un plan de seguridad y vigilancia especifico, más allá del propio plan de seguridad que va con el propio proyecto de la obra, y que en este caso debe asumir la empresa adjudicataria.
Para la nueva responsable de Comercio, es una cuestión que preocupa, de ahí que será una cuestión que se deberá abordar y planificar, contando para ello con los propios comerciantes una vez que se ponga en marcha todo el proceso de instalación del edificio provisional, que permanecerá hasta que finalicen la rehabilitación de la plaza de abastos. Las estimaciones señalan que será entorno a dos años.
Por su parte, Carlos Campos reconocía la necesidad de contar con vigilancia, sobre todo una vez que se formalice el traslado de los placeros a la nueva ubicación en el paseo central de la Alameda. Para aclarar que "supongo que contará con vigilancia privada", ya que es inviable tener allí una patrulla de la Policía Local.
Aunque evita pronunciarse sobre las críticas vertidas por parte del sindicato policial, el edil de Seguridad asegura que por parte del gobierno municipal se mantendrá el mismo operativo que hasta estos momento, en alusión directa a la celebración del botellón, por lo que, en principio, descarta algún tipo de modificación.
Campos deja claro que se continuará con la nueva reorganización, que afecta directamente al cuadrante de turnos de los agentes, que prima la presencia policial en las calles durante el día, aunque espera que con las once nuevas plazas de policía local que se sacan a concurso "en el futuro se pueda aumentar una patrulla por la noche".
Menos patrullas
Unas respuestas que para los representantes del SPPME ponen de manifiesto que la intendente, María Barrera, "mete al alcalde y al concejal en líos, y vamos a ver cómo salen", al insistir en que con cuatro patrullas, dos menos que estaban operativas antes del cambio, no se pueden atender el botellón, los controles de alcohiolemia, las llamadas de ruidos y molestias, accidentes, peleas, vigilancia de edificios municipales, y otras incidencias que puedan surgir.
