"Fue una casualidad que estuviera allí. Hice lo que habría hecho cualquier compañero en la misma situación; en ese momento no piensas. Lo primero y más importante era que los clientes y los empleados estuvieran a salvo y que el individuo no saliera a la calle a liarla". Carlos Pérez, de 38 años, un agente de la Policía Local de Ourense fuera de servicio, hizo frente al autor de los disparos en el supermercado tras asegurarse de que los clientes ya no corrían peligro. Se dejó ver ante el individuo con su arma particular y lo instó a deponer su actitud. "Al acercarme a la puerta e identificarme como policía, llevando mi arma particular, le dije que dejara la escopeta. Él la levantó y disparó en mi dirección", justo después de efectuar otro disparo hacia el interior del establecimiento que alcanzó un rótulo.

Por fortuna, los empleados se habían refugiado -la Policía Local encontró a una docena en un almacén- y el cristal blindado de la entrada del supermercado detuvo el proyectil. Una vez cesaron los disparos, Carlos Pérez pudo detener al individuo en colaboración con la Policía Nacional. El agresor estaba comiéndose un plátano, había dejado el arma y no opuso resistencia. "Mi impresión es que dejó de disparar porque se le terminó la munición; yo escuché por lo menos 5 o 6 detonaciones. Desde que escuché el disparo dirigido en mi trayectoria y los cristales no volví a oír nada más. No sé si tenía más munición pero creo que no". En realidad, el individuo llevaba once cartuchos más y una botella con lo que podría ser gasolina.

El agente, llegado a Ourense el 2 de noviembre tras su anterior destino en Vigo, contó su experiencia a la prensa. "Iba a acceder al interior del supermercado, vi a un tropel de gente saliendo y gritando, pregunté a los empleados y uno me dijo que alguien estaba disparando en el interior. Lo primero era desalojar la entrada y sacar a la gente de la trayectoria de un posible disparo. Después ver qué está pasando. En ese intervalo uno de los trabajadores llamó a la comisaría, me pasó lo llamada e informé de la persona y sus características".

Un comentario "en vasco"

Mientras los agentes ponían las esposas al detenido, este no dijo más que un comentario "en vasco". El agente no lo escuchó proferir un "Alá es grande" que dijo haber oído un trabajador, aunque luego se desdijo en sede policial. Carlos Pérez era consciente ayer, justo después de comparecer en comisaría, del riesgo que corrieron él y todos los presentes en el Mercadona de la Avenida Otero Pedrayo de Ourense. "Sí hubo peligro. Creo que esta persona tiene que tener un trastorno mental porque lo que hizo no es normal. En el momento en que la salida estaba colapsada de gente la pudo haber liado", explicó el municipal.

El agente intervino dejándose llevar por la prudencia. Pese a recibir un disparo en su misma trayectoria, en ningún momento se le pasó por la cabeza responder con su arma personal. "La actitud más responsable de todas es esconderse para no ser alcanzado. Si hay que disparar tendría que ser para actuar en defensa de otras personas. En ese momento no tenía lógica iniciar un tiroteo".