La llegada de la alta velocidad a Galicia y Ourense se convierte en un debate recurrente y, como aseguró ayer el portavoz del BNG, Ramiro Rodríguez, en "un arma arrojadiza entre PP y PSOE". Y es por eso que hizo un recorrido en el tiempo de promesas "incumplidas". Desde el mismo momento en que se dijo que el AVE llegaría en 2009, para posteriormente anunciar que sería en 2012, y más tarde para 2015. Hasta llegar a la última proclama del actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que la fijó para finales de 2018.

Con estos antecedentes, y la situación actual del AVE, que según aseguró Rodríguez es de "casi parálisis total en lo que a obras se refiere", las estimaciones del nacionalista llevan a que se pueda demorar 4 o 5 años más, con lo que se confirma que "no es una prioridad".

Por su parte, el portavoz de DO, Pérez Jácome, justificó su apoyo a las dos iniciativas -las de PP y PSOE- en la necesidad de "Clamar contra una gran injusticia". Y denunciar que al Gobierno central "Ourense le importa un bledo".

Y aunque reitero que "las mociones no valen para nada", planteó la necesidad de dejar claro al Ministerio de Fomento las exigencias, que están en función de los compromisos que se habían adquirido en su momento. Además de ironizar con lo que se "gastó en otras zonas, que fue un verdadero despilfarro", y pedir que "siga la fiesta, que no se pare ahora cuando le toca a Ourense".