La Audiencia Provincial de Ourense ha condenado a 5 años y medio de prisión a Juan José G.C. por un delito de asesinato en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita, al considerar probado que sorprendió a un ladrón en su negocio -una empresa de desguaces de Coles- disparándole a escasa distancia con una pistola semiautomática de la que no tenía licencia. Le impactó en las cervicales, siguió apuntándolo y llegó a ponerle el arma en la sien. La sentencia, que no es firme y admite recurso de casación ante el Supremo, establece que el inculpado, de 37 años, debería indemnizar a su víctima con 6.000 euros, así como abonar al Sergas 2.842,15 euros por los gastos médicos.

La Audiencia también condena a Manuel G. A., el propietario del desguace. Le impone una multa económica por una falta de maltrato. El hombre dio patadas a la víctima cuando se encontraba herida en el suelo del taller. La sentencia rebaja las peticiones de la fiscalía, que solicitaba una pena de 5 años por intento de homicidio y 1 año por un delito de tenencia ilícita de armas; y en especial de la acusación particular, que reclamaba un total de 18 años.

Su versión no es "creíble"

El tribunal rechaza la atenuante de legítima defensa por existir una agresión ilegítima contra la propiedad, tal y como sostenía la defensa. La Sala argumenta que cuando se produjo el disparo la víctima estaba abandonando el desguace, con lo que "falta la inminencia de la acción que pusiera en peligro los bienes" del acusado. La sentencia considera "debidamente acreditado" que Juan José G.C. efectuó un disparo contra el ladrón "dirigido a la zona del cuello" tras haberlo pillado en el interior del negocio. La víctima dijo que se había desplazado para robar un neumático.

Frente a la versión del acusado y su padre, que insistieron en que solo retuvieron a la víctima, y en que esta supuestamente intentaba robar casi 2.000 euros, la sentencia se basa en que los resultados de la prueba de la parafina realizada al principal implicado acreditaron la existencia de "residuos que sólo se pueden corresponder con un disparo", tanto en las manos como en las ropas que portaba el día de los hechos. El acusado adujo que eran restos de petardos lanzados por su afición al Real Madrid y por haber disparado una escopeta en la finca de su hermano, el día anterior.

Para la Audiencia esta versión de los hechos que ofrecen los acusados "no resulta verosímil", sobre todo por no avisar del robo a las autoridades. Los hechos tuvieron lugar el 17 de marzo de 2013, sobre las 13.40 horas.