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Cinco ourensanos en el "masterchef" de la FP

El IES Vilamarín y el CIFP A Carballeira participaron en el IV Galicia Skills

Ángel Honra, alumno de cocina, con sus padres. // FdV

Cinco jóvenes ourensanos estudiantes de ciclos de FP en el IES Vilamarín y el CIFP A Carballeira midieron sus aptitudes con otros 95 jóvenes de toda Galicia en el campeonato que se celebró la pasada semana en el recinto Feria Internacional de Galicia Abanca. Los cinco acudieron acompañados de sus tutores y regresaron sin medalla pero con la mochila cargada de experiencias y motivación.

Los profesores que compartieron este momento con ellos destacan la enorme dificultad de una competición que durante horas y a lo largo de dos jornadas enfrenta a los alumnos en sus diferentes disciplinas y los somete a pruebas de elevada complejidad a las que se añade la tensión de ejecutarlas delante del público y el jurado. Todo esto en un mismo recinto y de forma simultánea convierte al Galicia Skills en una suerte de "masterchef" de la FP gallega.

La cuarta edición de este certamen contó con la participación de Andrea Celeste Rodrigues Díaz, en la modalidad de Cuidados auxiliares de enfermería, y Xavier Conde Acevedo, en Administración de sistemas en red, ambos alumnos del CIFP A Carballeira. Por el IES Vilamarín acudieron Alfonso Dasairas, en la especialidad de Panadería; Marta Ríos, en Servicio de restaurante y bar, y Ángel Honra, que compitió en la modalidad de Cocina.

Este último tuvo que preparar un pincho con criollo, requesón y miel y un plato de pescado utilizando el pinto como ingrediente principal. Esto el primer día, el segundo tocó carrillera de ternera y un postre con queso Cebreiro, chocolate y castañas. Al igual que en el popular concurso televisivo, disponían de una amplia variedad de ingredientes para cocinar y complementar cada plato, dos horas de tiempo por plato y la presión del público observando a muy pocos metros. Su tutor, Gonzalo Abal, defiende la participación de su alumno pero reconoce que el nivel es muy alto en este concurso y que quizás les faltó "un plus de preparación previa". La participación en el certamen se decide el curso anterior, con lo que los aspirantes tienen todo el verano para trabajar. En el caso de Ángel, la confirmación se produjo en septiembre por lo que "no se pudo preparar al cien por cien". Aun así, precisa su tutor, "reaccionó muy bien ante los imprevistos y supo sacarse sus ases de la manga y sortear las dificultades".

Marta Ríos tuvo que elaborar capuchinos, cócteles, tirar cañas, faldear tableros, cortar y presentar fruta, decantar vino, catar a ciegas e identificar vinos y licores y aguardientes. "Una maratón total de pruebas muy duras, que se desarrollan con mucha tensión y sintiéndose constantemente observados y evaluados, no sé si los profesores seríamos capaces de estar en su piel; hacen falta tablas para estar allí", comenta su tutor Pedro Tomás Sestayo. Marta también tuvo que hacer un servicio de menú en mesa que es una prueba "muy amplia y muy complicada porque implica toda la atención al cliente y es aquí donde se ven los conocimientos que se van adquiriendo", explica Sestayo. El profesor aplaude la valentía de estos alumnos que deciden competir en concursos: "Tienen que tener muchas ganas porque necesitan mucha dedicación fuera del horario. Marta demostró que le gusta y que tiene pasión por esta profesión; demostró templanza y seriedad", indica el tutor.

Alfonso Dasairas, en panadería, preparó croissants, pan tradicional gallego, panes con diferentes semillas, una pieza artística con forma de máscara de cigarrón y una tarta de Santiago. Su tutor, Martín Álvarez, destaca la convivencia "enriquecedora" con el resto de alumnos y profesores, y el empuje que este concurso ha supuesto para Alfonso, "viene con ganas de seguir aprendiendo, de tomárselo más en serio", asegura.

Xavier Conde, estudiante del grado medio de Sistemas Microinformáticos y Redes en A Carballeira, tiene el mérito de haberse enfrentado a competidores de ciclo superior. Durante horas tuvo que poner en comunicación diferentes servicios con diferentes ordenadores y teniendo en cuenta diversos factores de seguridad y conectividad. Su tutor, Julio Mosquera, destaca la dureza de una prueba larga y que requiere mucha concentración. "Fue muy valiente, estuvo hasta el último minuto intentando realizar la operación", afirma, "no es fácil enfrentarse a una prueba así mientras te están observando y tú estás solo ante el peligro". Mosquera también ha aprendido con esta experiencia. "Detectas errores que tú mismo has cometido en la preparación del alumno y aprendes de todo lo que ves, otras formas de enseñar, de proceder", apunta.

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