Nada se sabe sobre el futuro del Centro de Interpretación de los parques naturales de Galicia, cuyo edificio se empezó a construir en una parcela en la zona de Quintela, en la entrada a la ciudad procedente de Vigo y muy cerca de varios enclaves termales. Desde hace varios años está paralizado, aunque en las obras se invirtieron más de 2,3 millones de euros. "Todo sigue igual que hace unos meses", reconoce el alcalde, Jesús Vázquez, que además advierte que la decisión final es de la Xunta y del Gobierno central.

La realidad es que, según el informe que por parte de la Xunta se remitió al Concello, que pidió explicaciones ante el bloqueo del proyecto, para poder proceder a la reordenación que inicialmente se había aprobado, el coste se puede disparar a los 15 millones de euros. Unas estimaciones que para el alcalde superan con creces los algo más de 8,5 millones de euros que se habían fijado, con la financiación de fondos europeos.

El alcalde reconoce que el tema del centro de interpretación de parques naturales "no es una prioridad en toda la problemática que tenemos", además de que "no depende de una decisión directa del concello". Pero aún así, reconoce que la imagen "no es agradable", debido a que la estructura que se construyó se va deteriorando, sin que a corto plazo exista un solución definitiva.

Las dos opciones están claras: o proceder a la demolición de lo construido, que también supondría un coste económico, o la modificación del proyecto actual bajo los criterios de legalidad, ya que el problema que abocó a la paralización de las obras es que la parcela se encuentra en una zona inundable, como así lo concreta en un informe la Confederación Hidrográfica del Miño- Sil.

Muro de contención

De ahí que para poder avanzar en la construcción del Centro de Interpretación de Parques Naturales pasaría por la construcción de un muro de contención en el perímetro del edificio. Esa es la única salida para hacer viable un proyecto que acumula años de retraso, desde que en octubre de 2010, el gobierno bipartito de la Xunta, formado por PSOE y BNG, colocase la primera piedra.

Un espacio en el que se asiente un edificio a medio construir y rodeado de maleza. Y aunque no exista confirmación oficial, se podría llevar a cabo su demolición en caso de no contar con la protección, que pasa por la construcción de un muro de contención, que además anularía la parte de sótano, por estar ubicado en zona inundable después del cambio de legislación en 2012.

El alcalde, Jesús Vázquez, convocó el pasado mes de marzo una junta de portavoces para dar a conocer el informe que había remitido al concello la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio, en el que se concreta que la construcción del muro, no previsto en el proyecto inicial, supondría un "notable incremento" del coste de la obra, valorado en el proyecto inicial en más de 8,5 millones de euros. Después de esa reunión no hubo noticia alguna en el sentido de adoptar una decisión en firme.

Nuevo proyecto

Vázquez advierte que la decisión que finalmente se tome "debe cumplir una serie de pautas", en alusión al informe emitido por la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil. Para el alcalde lo que queda claro, más allá de lo que se decida, es que "no se pueden reanudar las obras en base al proyecto inicial".

La postura de los grupos de la oposición es la de criticar con dureza al gobierno municipal,. Así, el portavoz socialista, José Ángel Vázquez Barquero, puso de manifiesto ser contrario a la demolición de un edificio al existir una solución alternativa, en alusión a la construcción de un muro de contención. "Es algo que no podemos aceptar", sentenció.

Por su parte, el portavoz de DO, Pérez Jácome, acusó de "traidor" al alcalde por no reclamar la inversión necesaria construir levantar el muro. Y Martiño Vázquez, de OUeC, calificó de "despropósito" todo lo que aconteció con el proyecto.