Mañana se conmemora el día internacional contra la violencia de género y la justicia ha dado uno de los últimos pasos para sentar en el banquillo al presunto autor del último crimen machista registrado en la provincia de Ourense, el de Isabel Fuentes, asesinada supuestamente de una cuchillada de su marido en el hospital, el CHUO, el 8 de mayo de 2015. Tenía 66 años. A la sinrazón de todo asesinato por violencia de género se sumó el retrato de un sistema ineficaz, que la dejó desprotegida. La Policía Judicial de la Guardia Civil alertó por escrito de que su marido, Aniceto Rodríguez Caneiro, de 78, era el principal sospechoso de un primer ataque, en el domicilio conyugal de Verín (Pazos), que dejó a la mujer en coma. Dejarle ver a la víctima en el hospital era un "peligro", La juez que llevaba el caso por aquel entonces, Cristina Fernández Viforcos -en otro destino desde abril- no vio indicios para poner el foco sobre él.

El esposo remató a Isabel Fuentes en la habitación del CHUO tras pasar la noche a su lado. La actual magistrada instructora ha dictado auto de procesamiento contra el presunto autor del crimen, mermado por un ictus que sufrió tras intentar autolesionarse con el mismo cuchillo empleado para dar muerte a su mujer. La juez de Instrucción Número 1 de Verín le imputa un delito de asesinato y otro de intento de asesinato, por el ataque en casa. El septuagenario se enfrenta a posibles peticiones de condena de la Fiscalía y los primos de Isabel Fuentes -la familia más allegada- que superarán los 25 años de prisión.

Volverá al juzgado a declarar

El auto ordena que el acusado siga en prisión preventiva hasta el juicio, que se prevé para principios de 2017, y también establece la fecha de la declaración indagatorio, un último trámite en el que se le da la oportunidad al investigado de dar su versión otra vez. También tiene la potestad de acogerse a su derecho de no declarar, o de ratificarse simplemente. La nueva comparecencia tendrá lugar la próxima semana. Rodríguez Caneiro regresará a Verín. En marzo fue trasladado en ambulancia.

Sobre su estado se pronuncia también la juez instructora. El ictus sufrido tras el crimen le dejó secuelas -problemas de movilidad y algunas lagunas de memoria, según se desprende de sus declaraciones-, pero la magistrada entiende que en el momento de los hechos mantenía sus capacidades. Los forenses ya habían informado que el septuagenario estaba en condiciones de sentarse en el banquillo.

Aniceto Rodríguez asesinó presuntamente a su mujer tras un primer intento. Así lo considera la juez en el auto de imputación, donde plasma los indicios en su contra por la tentativa y la consumación. La noche del 1 al 2 de abril, mientras la mujer veía la televisión casi dormida, el marido la golpeó presuntamente en la cabeza con un martillo. A criterio de la juez, Isabel se encontraba en situación de indefensión, lo que supone una agravante de alevosía que configura el presunto delito de intento de asesinato.

El marido intentó fingir un robo. La Policía Judicial de Verín solo tardó 5 días en desmontar su versión. Presentó un alegato a la juez de entonces en el que señalaban al marido como el "principal sospechoso", subrayando el "peligro" que supondría para la mujer no restringir las visitas al hospital. Pedían, además, intervenirle el teléfono. La juez no trató el caso como violencia machista, al no apreciar indicios contra el esposo y tras calificar las conclusiones de los agentes como "conjeturas" e indicios "insuficientes". La familia ha anunciado un recurso ante la Sala III del Tribunal Supremo, contra la decisión del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de archivar el expediente de denuncia contra la juez.

Una confesión con lagunas

En el hospital, el marido también se aprovechó del estado de inconsciencia de la mujer, que estaba más cerca de recuperarse, pues ya respondía a algún estímulo. Rodríguez Caneiro remató a Isabel Fuentes de una cuchillada que alcanzó a la mujer en el corazón.

El procesamiento se apoya en algunas de las frases que el presunto asesino pronunció en sus declaraciones. Con las vaguedades y lagunas propias de un estado psiquiátrico mermado tras el ictus, el septuagenario reconoció en su interrogatorio, celebrado en marzo, haber asesinado a su mujer. También asumió a su manera, tanto el crimen como el primer ataque en el domicilio, durante la reconstrucción de esos primeros hechos, en una diligencia celebrada en el domicilio de Verín en junio.

"Fue un momento de locura, cosas que se me metieron en la cabeza", dijo en ese acto. Ese alegato aludiendo a un trastorno puntual fue la mayor confesión que han podido arrancar las partes. En sus dos comparecencias, tanto en el interrogatorio como en la reconstrucción, las supuestas lagunas reaparecieron en varios momentos, con respuestas como "no sé", un "no lo recuerda", o "se o din, así sería". En una nota manuscrita hallada junto al cadáver manifestó su intención de marchar "xuntos" y ser enterrado a su lado.

Fianza para el gasto médico

La resolución judicial, notificada ayer a las partes, también establece la imposición de una fianza al acusado, en una cantidad próxima a los 30.000 euros, para garantizar que satisfaga los gastos médicos de la atención de la víctima y de él mismo, que fue salvado por los profesionales del CHUO (estuvo un mes ingresado, antes de su alta y encarcelamiento).