-¿Por qué un certamen de blancos gallegos simultáneo al concurso internacional de tempranillos?

-Somos el organismo que aglutina a todos los enólogos de España y desde hace cuatro años inventamos la fórmula de aprovechar la estructura de un concurso internacional como el de Tempranillos al Mundo, que es muy importante, para hacer un guiño a los vinos de la zona y ponerlos en valor. Nuestro objetivo final es la defensa de la profesión de enólogo y también la promoción del vino.

-¿Qué posición ocupan actualmente los vinos gallegos en el mercado internacional?

-Son vinos de prestigio, están en el top ten, pueden competir con cualquier zona de producción vitivinícola del mundo. Desde hace unos años cotizan al alza, están muy bien situados porque hay mucha singularidad, mucha tipicidad en el concepto de entender el vino, en la elaboración, la vitivinicultura... y esto se materializa con grandes vinos.

-¿Qué papel han jugado los enólogos en esta mejora de la calidad?

-Los enólogos son los directores de orquesta, son capaces de entender ese proceso, esa variedad, ese terruño, ese clima para, al final, materializarlo en un gran vino. En blancos, y no lo digo yo, lo dicen los concursos, los críticos y los mercados, Galicia está a la cabeza de los grandes vinos. Y lo mismo en tintos, hay vinos muy especializados. La tierra marca mucho y aquí hay un marcado carácter atlántico, continental. Ahora está muy de moda la recuperación de las variedades autóctonas y aquí tenéis vinos varietales, que es lo que pide el mercado. Quedan unos años por delante si se hacen las cosas bien para seguir en lo más alto.

-¿Ha sido necesario un cambio de mentalidad para que esto ocurriese?

-Era necesario. Hay modas en el mundo del vino, pero esto es una cosa que teníais vosotros, lo que ha hecho falta es lo que ha pasado, abrir los ojos y valorar lo que ya existía. A veces pasa que valoramos más lo de fuera y no vemos lo bueno que tenemos aquí.

-¿Cuánto tiene que ver en esto el relevo generacional que se ha producido en la viticultura gallega?

-Ha ayudado mucho. Actualmente los técnicos y los enólogos están más preparados y conciben el terruño y el vino que se hace en la viña. Antes también, pero los viticultores no estaban tan preparados. La tecnificación de los años 90, con la introducción de acero inoxidable y frío en las bodegas, ha ayudado a concebir más el vino de la viña y a saber ensamblarlo. Este relevo ayuda más a entender eso, sobre todo en zonas como Galicia con una riqueza tan grande de variedades de autóctonas porque las universales se adaptan bien en cualquier zona. Gracias a ese cambio se están produciendo grandes vinos.