El caso de Manuel Romasanta, el lobisome de Allariz, continúa envuelto en el misterio y, en la actualidad, todavía se suscitan interrogantes sobre la culpabilidad del supuesto licántropo. Algunos expertos muestran sus dudas sobre su culpabilidad, toda vez que su condena se basó en su autoinculpación. A día de hoy, no sería una prueba de cargo suficiente para poder condenarlo. Fiscales, especialistas en Derecho, editores y cineastas debatieron ayer sobre esta cuestión y acerca de cómo era el sistema penitenciario en el siglo XIX, cuando se juzgó a Romasanta. Varios expertos participaron en un foro científico y cultural celebrado en la Fundación Vicente Risco, en Allariz.

Manuel Blanco, "Romasanta", fue detenido en Castilla y juzgado en Allariz en 1853. Lo condenaron por el asesinato de 13 personas. En su defensa alegaba que su conducta respondía a un instinto fatal que lo llevaba a cometer crímenes al convertirse en un hombre lobo.

Algunos estudiosos ponen en tela de juicio la resolución del proceso contra Manuel Blanco desde el prisma de las garantías procesales actuales que lo blindarían. El secretario de la Fundación Vicente Risco, Antonio Blanco, cree que con el código judicial actual "el desenlace en el juicio sería otro". El hecho de que se condenara igual una desaparición que la muerte "condicionó la conducta de Romasanta, que entre lo malo y lo peor optó quedarse con lo malo, y se hizo pasar por loco. Gracias a eso consiguió que lo condenasen a cadena perpetua", dijo Blanco. La autoinculpación del hombre lobo representó una "prueba clave" al no existir otras para condenarlo. Los cuerpos de algunas víctimas no se hallaron y de otras se supo que habían sido asesinadas por lobos ."Hoy no se le podría condenar", subrayó el secretario. Romasanta medía 1,27 metros; "las explicaciones que se dan no fueron nada convincentes y tampoco encontraron los restos".

El caso que interesó a Isabel II

Los expertos todavía cuestionan si la declaración de Romasanta en el juicio sobre su licantropía "justifica su transformación en hombre lobo", un mito que ha perdurado durante siglos y que ha generado la publicación de cientos de artículos, estudios y proyectos audiovisuales en torno a su existencia.

El caso de Manuel Blanco "Romasanta" ha sido uno de los que más ha trascendido internacionalmente. La propia reina Isabel II, informada por la carta del doctor Philips al ministro de Justicia, intervino en el caso del hombre-lobo de Allariz, en el que se le conmutó finalmente la pena de muerte por cadena perpetua mediante una Real Orden del 13 de mayo de 1854.