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Millán Picouto triunfa en Perú

"Tiven que sobrevoar o Atlántico, a Amazonía e os Andes para desembarcar en Lima e encontrar alí a intelixencia e os medios para representar a obra", destaca el dramaturgo

La directora, con las actrices y el autor de la obra, Millán Picouto. // FdV

Cinco pirámides monumentales, cuna de la cultura prehispánica, y entorno mágico-místico para envolver una dramatización que relata la historia de las diosas que habitaban este majestuoso lugar. El sueño del Machupikchu representa el encuentro de las viudas de los últimos Incas y las doncellas del Sol. En ella se describe el instante en el que Rawa, Oqllo, Quilla, Wipa y Sisa se preparan para comenzar el ritual del solsticio en la plaza principal del Machupikchu tras haber caído el poder incaico a manos de los españoles. La misteriosa aparición de dos sombras masculinas surgidas de las tinieblas interrumpe la ceremonia, evocando episodios pasados y tratando de suscitar viejas rivalidades y desestabilizar la armonía en la que conviven.

"El sueño del Machupikchu es nuestro intenso sueño desde el año 2015", relata Myriam Reátegui, directora, actriz y dramaturga peruana responsable de la representación. En declaraciones a la revista cultural Voces de Lima, Reátegui explica que desde el momento en el que conoció la obra y a Millán Picouto tuvo claro que El sueño del Machupikchu se debía escenificar "en el Perú profundo". "El texto me inspiró para hacer teatro peruano, desde su mitología maravillosa, su historia, y mejor si ese saber más de nosotros transcurre en nuestros hermosos espacios patrimoniales", apunta Reátegui. De hecho, ella es también la directora del Complejo Arqueológico Mateo Salado, de ahí que la representación pudiese contar con este entorno espectacular como escenario. El recinto fue antiguamente centro administrativo y ceremonial de la cultura Ichma desde el 1.100 d.C. hasta el período Inca (finales del siglo XV y principios del XVI). En el año 2001 lo declararon Patrimonio Cultural de la Nación, y en 2007 arrancaron los trabajos de recuperación y revalorización del conjunto monumental. En una de estas zonas ya rehabilitadas es donde se acondicionó el escenario natural en el que las cinco actrices protagonistas dieron vida a las diosas. Todas las representaciones se realizaron con la caída del día, para aprovechar los juegos de luces y sombras del complejo arqueológico, unos contrastes que contribuyeron a crear esa atmósfera mística que se buscaba.

Para el autor, el ver allí representada su obra ha sido también un auténtico sueño. "Tiven que sobrevoar o Atlántico, a Amazonía e os Andes para desembarcar na capital do Perú e encontrar alí a intelixencia, a aspiración artística, a xenerosidade e os medios necesarios para representar unha obra como as moitas que veño escribindo e publicando en Galicia desde hai anos". Se podría haber hecho aquí, en Galicia, pero, como puntualiza Picouto, "cómpren espírito e ambición". "Ademais -continúa el dramaturgo- está o feito de que o teatro en xeral, por causas diversas e mundo adiante, apenas encontra empresas privadas que o patrocinen (ao contrario que, por exemplo, a ópera ou o ciclismo). Así que depende de soportes públicos e políticas receptivas". En el caso de El sueño del Machupikchu, esos apoyos aparecieron, pues la obra ha sido patrocinada, entre otros, por el Ministerio de Cultura peruano, el Centro Cultural Nosotros de Lima y la editorial orensana Linteo.

Precedido de largas semanas de intensa producción y ensayos, el pasado 7 de julio se producía el ansiado estreno, con un ligero retraso en el calendario debido a la convulsa situación política que atravesaba en ese momento Perú, con la celebración de elecciones y el relevo en el gobierno estatal. A pesar de ello, se cerraron 12 funciones colgando el cartel de "éxito absoluto", según los organizadores. El ambiente mágico creado por el entorno natural de las pirámides de Mateo Salado, el vistoso colorido del vestuario y la vivencia de la música en directo que acompañaba la función fueron los rasgos más valorados por público y expertos, como trascendió en los medios de comunicación tras el estreno. "El ritmo ceremonial sincopado es animado por la alternancia de tonos cotidianos", apunta el crítico Juan Tramoya en Voces.

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