La Policía Judicial de la Guardia Civil practicó detenciones e imputaciones en las provincias de Ourense, A Coruña, Pontevedra, Madrid, Toledo, Ávila y Segovia. Los agentes realizaron 8 registros, recuperaron 6 vehículos sustraídos y las piezas de otros 8 e intervinieron 8 automóviles de lujo. En agosto de 2013, la Guardia Civil emitió un comunicado para hacer balance de la "Operación Aleta", un caso en el que volcó tres años.

La Policía Judicial puso el foco en talleres de reparación, concesionarios de compraventa, grúas de asistencia, agentes de seguros, peritos y gestores, así como en particulares que cedían sus datos o coches a cambio de una compensación. La trama, según el instituto armado, creó una madeja de empresas para canalizar los beneficios, con el consejo de asesores mercantiles e inspectores fiscales.

El Equipo de Delitos contra el Patrimonio tuvo el apoyo de Tráfico y de cuerpos policiales portugueses. La Guardia Civil cree que la organización adquiría en Alemania coches de alta gama y los trasladaba al taller de A Valenzá para reducir el kilometraje.

Si había un comprador interesado, se vendían. Si los vehículos se demoraban en exposición, eran matriculados presuntamente a nombre de un tercero en connivencia. Empleando una retroexcavadora o un tractor lo destrozaban hasta dejarlo en estado de siniestro total. Con una grúa de confianza, los trasladaban a carreteras con altos índices de siniestralidad. La finalidad era dar parte al seguro, bien por salida de vía o bien por una colisión contra otro vehículo de los implicados en el engaño.

Tal y como informó en su día el instituto armado, también se adquirían vehículos accidentados y se declaraban siniestro total, ofreciendo más que los desguaces. Usaban la matrícula de estos vehículos en otros similares y, tras suscribir una nueva póliza, repetían presuntamente el fraude.

Se estrella para fingir un robo

Cuando asumían que un mismo turismo estaba relacionado en accidentes falsos, denunciaban su robo. El caso más sorprendente ocurrió en agosto de 2010. Presuntamente empotraron un automóvil contra el taller de A Valenzá para simular un robo por alunizaje de un vehículo de gama superior que nunca salió del local

Los investigadores también comprobaron que con un mismo coche la trama obtuvo compensaciones de tres compañías por casi 150.000 euros.

En una tercera modalidad delictiva, la organización usaba coches de alta gama que figuraban como sustraídos y cambiaba los elementos identificativos por los de otros turismos legales. Alcanzaron tal grado de perfección, según la Guardia Civil, que los coches pasaban la revisión ITV sin levantar la mínima sospecha.