La psicooncóloga Beatriz Rodríguez Salas ejerce en la AECC de Ourense. Cada año asiste a unos 50 pacientes en cuidados paliativos y a familiares que afrontan el trance del final, que ven aproximarse la muerte. "El objetivo es ayudar a que puedan adaptarse a esta situación con el menor coste emocional posible, teniendo en cuenta que el proceso es delicado y difícil pero forma parte de la vida".

- ¿Es posible prepararse psicológicamente para morir?

- La muerte es un gran tabú, pasó de ser algo totalmente cotidiano en las familias y que ocurría en las propias casas, a ser un hecho que no existe nada más que cuando se utiliza de una forma morbosa. Aquí intentamos normalizar lo que está sucediendo para ayudar a la familia y al paciente a pasar este trance de la mejor manera posible. Es un proceso muy costoso pero, aunque parezca imposible, las personas tenemos mecanismos para adaptarnos incluso a algo así.

- ¿Deberíamos aprender desde niños a normalizar la muerte?

- Deberíamos enseñarles que es un proceso de vida. Siempre digo que los únicos casos que he visto con problemas de niños o adolescentes por la muerte de un familiar cercano obedecen a haberlo ocultado. Evidentemente, también sufren pero tienen mecanismos y, además, son enormemente terapéuticos a la hora de afrontar un duelo y el propio proceso de terminalidad.

- ¿Es equivado ocultar a un familiar que se va a morir?

- Ocultar la enfermedad al paciente no es el mejor planteamiento, teniendo claro que cuando la familia lo hace tiene la mejor de las intenciones. La familia cree de buena fe que su enfermo va a sufrir al saberlo y por eso intentan esconderlo, pero en la gran mayoría de los casos lo que se crea es un velo de silencio entre la familia y paciente: éste sabe pero no lo dice.

- ¿Cómo debe afrontarse una situación con un paciente terminal?

- Al llegar a la fase terminal lo más importante es la garantía del proceso; lo que más miedo da tanto al paciente como a la familia es el tan temido "no hay nada que hacer". A veces, sigue existiendo en la cultura popular la idea de que como no hay nada que hacer, van a pasar de nuestro caso, existe un miedo al abandono sanitario. La llamada garantía del proceso consiste en asegurar al paciente y a la familia que pase lo que pase tú vas a estar siempre para lo que necesiten. Se hace desde la AECC y desde los servicios médicos.

- ¿Existe sensibilidad en todos los niveles del sistema sanitario?

- Hay sensibilidad pero falta mucho por hacer todavía. En oncología se percibe un tacto especial, pero en otros servicios no tanto. Supongo que en la medicina late la idea de que el fin es ganar la batalla a la enfermedad y tal vez se vea a los paliativos como un fracaso, pero no es así. Es muy importante conseguir que un paciente tenga una buena calidad de muerte.

- ¿Además del evidente dolor, hay alivio en algunas familias cuando todo termina? ¿Cómo trata en consulta este tipo de emociones?

- Sí existe la sensación de alivio en algunos casos. Uno puede tener un familiar terminal y desear que acabe su sufrimiento y, a la vez, sentirse culpable por sentirlo. Aquí damos un apoyo muy importante en el sentido de hacer ver que es normal. Es un acto de generosidad, es normal sentirse culpable, esa emoción nace del cariño.

- ¿Es aconsejable tratar psicológicamente una pérdida?

- Es bueno compartirlo. En la asociación tenemos un programa de seguimiento de duelo para familiares. Muchas personas que acuden a mí lo hacen porque la sociedad a veces es poco receptiva y siente que sus emociones son, de algún modo, censuradas. En un primer momento todo el mundo se vuelca pero, cuando pasan los meses, se empiezan a escuchar consejos con acierto y otros, no tanto.