El 16 de septiembre de 1955 el comercio local cerró y las industrias dieron permiso a muchos trabajadores para que asistieran a la inauguración de la "gran residencia sanitaria Almirante Vierna". La razón era que Franco y su mujer acudirían en persona y se buscaba dar "realce" al evento. El libro que conmemora el 50 aniversario del Hospital Xeral cuenta que ese día solo había 64 pacientes ingresados y se pidió a personal y a algún vagabundo que se pusieran el camisón para que el gigantesco inmueble no pareciera tan inhóspito. La torre del por entonces Seguro Obligatorio de Enfermedad se convirtió en un espectáculo desde que el 29 de agosto de 1949 se puso la primera piedra. Generó un gran debate entre las personalidades de la época por sus imponentes 21 plantas y el cambio radical que imprimía en la fisonomía de Vigo. El Miércoles Santo de 1955 se realizó la primera prueba de iluminación nocturna causando gran impacto entre los viandantes. FARO publicó al día siguiente la insólita imagen bajo el titular "¿Un rascacielos neoyorkino?". Así se le conocía. Fue el edificio más alto de Galicia hasta 1975.

La residencia tenía tecnología puntera, pero su funcionamiento se vio lastrado por la falta de personal y de formación para utilizar las herramientas que habían puesto a su disposición. La congestión de sus últimos años como Hospital Xeral nada tienen que ver con sus comienzos, donde se convirtió en atracción turística e incluso acogía visitas de colegios. Su planta 16 era el mirador más apreciado de Vigo.

No fue hasta el año 1983 con el doctor Xulio Beiras Torrado en la dirección cuando el INSALUD decidió modificar el nombre por el de Hospital Xeral de Vigo que se mantuvo en activo hasta septiembre de 2015 tras sufrir varias ampliaciones, la primera de calado a comienzos de los años 80. Estos añadidos fueron envolviendo el esbelto edificio original diseñado por Martín José Marcide y con el que ahora busca reencontrarse Alfonso Penela en su proyecto para rehabilitar el inmueble como Ciudad de la Justicia.

Vicepresidencia de la Xunta se ha propuesto derribar las edificaciones anexas y acondicionar la torre en tres años con una inversión de 25 millones de euros. El nuevo diseño recupera el blanco característico de la residencia Almirante Vierna y despeja el entorno con una gran plaza pública.