Ourense empieza a despertar de una pesadilla recurrente, la del fuego. Esta semana los incendios forestales han vuelto a traer el miedo y las noches en vela: la ola más devastadora del verano se ha cebado con esta provincia. En solo tres días las llamas arrasaron 6.800 hectáreas (1.444 arboladas) y pusieron en peligro aldeas de Muíños, Oímbra, Entrimo y Monterrei. Una semana de infierno que ha movilizado a más de 1.500 efectivos y 30 medios aéreos, además de los GES, los bomberos comarcales y los militares de la UME. Los vecinos, desesperados, también lucharon contra las llamas con sus propios medios.

La actividad incendiaria se concentró en el sur de la provincia, en la "raia" portuguesa con fuegos en Muíños, Entrimo, Lobios, Lobeira, Oímbra y Monterrei, aunque también se registraron focos en Chandrexa de Queixa, O Carballiño, O Barco y Boborás, este último con 600 hectáreas calcinadas. La alarma saltó el martes al amanecer, con un fuego en Requiás, Muíños, en pleno corazón del Parque Natural do Xurés, un espacio protegido por su valor medioambiental y paisajístico en el que el fuego no respetó siquiera el dolmen megalítico de Salas, un icono en un espacio Reserva de la Biosfera tranfronteriza compartido con los municipios de Lobios y Entrimo. Los tres concellos han sufrido esta lacra en tres fuegos diferentes. Dos en Muíños, en el que se han perdido un total de 867 hectáreas, y uno en Entrimo que afectó a Lobios y que suma 2.800. No todas están integradas en la reserva integral pero sí forman parte de su área de influencia, también protegida.

El de Entrimo ha sido el más devastador del verano, seguido del de Oímbra, en el que ardieron 2.035 hectáreas. Ambos encabezan una lista de siniestros que, unida a la de los incendios registrados en agosto en la provincia, suma 9.000 hectáreas. En solo tres días de máxima actividad incendiaria ardió en Ourense casi tanto como en todo 2015: 7.273 hectáreas.