Fue su profesora de Tecnología la que le dijo que Ingeniería Aeroespacial era una "oportunidad", sobre todo por ser esta la primera promoción. "Odio volar pero construir aviones suena bien; emociona pensar que vas a construir algo tan grande, o que un material lleva parte de ti", señala. Gema forma parte del 35% de alumnas de este nuevo grado, una ingeniería que bate récords dentro de la UVigo en alumnado femenino. Esta circunstancia es irrelevante para ella que ha venido a aprender animada por la estadística que cifra en un 98% el índice de ocupación. "Es la segunda carrera, después de Medicina, con más posibilidades de encontrar trabajo", asegura.