La Policía Nacional ha logrado desmantelar un grupo criminal formado por cuatro personas que se dedicaba a robar bares en el noroeste peninsular. Después de romper la puerta o cristalera de los establecimientos, tres entraban en el interior del local a la "captura" del dinero y enseres con valor, en tan solo 45 segundos -para evitar la llegada de las fuerzas de seguridad-, mientras el cuarto vigilaba en el exterior. Cuando se aproximaban al local, lo hacían con la cara descubierta, pero al encontrarse en frente del establecimiento cubrían sus rostros con las capuchas de las prendas superiores que vestían. Esto denota la "alta especialización y organización que tenían como grupo", por lo que el titular del Juzgado número dos de Ourense determinó el ingreso en prisión de dos de los componentes del grupo, detenidos por agentes de la Policía Nacional en Ourense y Avilés, los días 26 y 27 de agosto, tras robar siete cafeterías en la ciudad de las Burgas.

Los otros dos integrantes de la banda, naturales de A Coruña, están identificados, pero de momento no han sido localizados por las fuerzas de seguridad. Según fuentes de la investigación, los detenidos actuaban sin portar armas, conclusión a la que llegaron tras registrar sus lugares de residencia.

Esta banda también actuaba en otras ciudades de Galicia, como A Coruña y Lugo, con el mismo modus operandi y dejando huellas en algunos de los establecimientos que asaltaban. Por lo tanto, fuentes de la Policía Nacional sugieren que esta es una buena oportunidad para que la Guardia Civil traslade al Juzgado de Instrucción número 2 de Ourense los expedientes sobre robos que realizaron en otros muchos establecimientos del rural. Hay constancia de que la Guardia Civil ha encontrado huellas de los dos detenidos en un bar que había sido robado en Lugo. Y están convencidas de que podrán aportar muchas más en el juzgado, por los actos que cometió la banda desde el año 2008.

Se trata de un grupo itinerante, con residencia en A Coruña, que seleccionaba sus objetivos en distintos puntos del territorio, cometiendo los delitos y regresando de nuevo a sus lugares de residencia en el mismo día. La Policía Nacional notificó al juzgado que la estructura de este grupo criminal "se representa más efectiva que la actuación conjunta no coordinada, pues el reparto predeterminado de tareas conlleva un incremento en la eficacia de la ejecución y en las posibilidades de obstaculizar su persecución y lograr la impunidad". A ello se une el "ejecutar los robos desplazándose la misma noche, desde su lugar de residencia hasta los puntos en los que son cometidos los robos y regresando una vez realizados".

En la ejecución de los robos, los integrantes del grupo criminal causaban grandes desperfectos en los establecimientos, cuya reposición, unido a los efectos y dinero que se llevaban, ascienden a unos 43.000 euros.

Los dos detenidos, de A Coruña y Lugo, tienen ambos 23 años de edad. Al primero le constan 81 detenciones anteriores y al otro 22.

El grupo criminal cometió en la ciudad de Ourense siete robos con fuerza, en seis locales de hostelería, según la Policía Nacional, entre los días veintidós de julio y el diez de agosto, todos ellos en cafeterías, llegando a repetir el robo en una de ellas, incluyendo dos en grado de tentativa. De los seis locales objeto de robo, cuatro cuentan con instalación de videovigilancia, por lo que fueron grabados en las inmediaciones de la rotonda de la calle Curros Enríquez de Ourense.

Agentes especializados realizaron inspecciones oculares en todos los establecimientos, encontrando huellas similares, aunque no en todos los establecimientos, porque los integrantes del grupo utilizaban las mangas para proteger las manos. Solamente no toman medidas de protección con los objetos que se llevaban. Y para agilizar la actuación, en un tiempo récord de 45 segundos, llevaban la caja o el continente donde se encontraba el dinero, aunque en algún caso pesaba decenas de kilos.

Los integrantes de la banda corrían el riesgo de salir con cajas a la calle, por lo que podían llamar la atención de los viandantes, pero su estrategia obedecía a la necesidad de pasar el mínimo tiempo posible en el establecimiento.