Los gallegos hemos tenido siempre fama de estar en cada rincón del planeta, sin dejar uno libre, llenando los lugares por lo que pasamos de algo diferente.

Hoy, hablamos con cinco 'emigrantes'. Viajamos a Shangai, Londres, Santiago de Chile y Santiniketan. ¿Qué les ha llevado a estos ourensanos cambiar Ourense por otra ciudad a miles de kilómetros?

China y el balón

Cote Iglesias Rodríguez decidió cambiar el puente del Milenio por la Muralla China hace algo más de un año. "El verano pasado, estaba de socorrista en una piscina. Un amigo me avisó de que un proyecto de Nike en Shangái necesitaba entrenadores y decidí ir a hacer las pruebas; me cogieron y me quedé. Tenía la ilusión de vivir una experiencia fuera de España", afirma Cote, combatiendo el hambre de los mosquitos, que lo acribillan mientras habla con nosotros; reconoce que eso es lo que más odia.

A la obligada pregunta de si volverá, afirma que no se le pasa por la cabeza de momento a pesar de echar de menos a su familia en Galicia, sobre todo "ver cómo mis sobrinos pequeños van creciendo y no poder estar ahí", dice. "Estoy contento aquí. Mi idea es seguir. En un futuro, me gustaría entrenar en España, pero no pienso en ello, no se me pasa por la cabeza ahora mismo. Estoy adaptado a la cultura china y los niños a los que entreno son superagradecidos".

Reconoce que lo que más le sorprendió del gigante asiático fue "el choque de culturas y la forma tan diferente de ver la vida de sus habitantes. La gente no respeta las normas viales en absoluto -se ríe- y salen con paraguas a la calle haga sol o llueva". Y, entre tanta actividad, ¿se puede encontrar el amor fuera de España? Cote lo tiene claro: "Creo que he encontrado aquí el amor. Al principio, cuesta debido al choque de culturas, pero cualquier lugar del mundo sirve para ello".

Necesidades encontradas

Alba Gómez encontró trabajo en Londres de enfermera un año antes de que Antón Fernández, su pareja, acabase la carrera de INEF en A Coruña. Valientemente, decidió emprender el viaje a tierras inglesas y no dejar pasar la oportunidad. Antón, en cuanto finalizó su formación, puso rumbo a Londres para mejorar su nivel de inglés, "algo muy necesario en mi profesión", afirma, a la vez que le permitía "vivir una experiencia con Alba en un país extranjero".

Durante los tres primeros meses, Antón trabajó de camarero en la capital inglesa. Una oferta laboral en una nursery school inglesa cambió los planes de un pareja que tiene ya cada uno un empleo estable. "Eso cambió mucho la situación aquí e hizo que alarguemos algo más nuestra estancia en Londres".

Antón, amante del fútbol, no dejó de practicar fuera de su ciudad lo que más le gusta: "Mirando en Internet, encontré un equipo de gallegos, el Deportivo Galicia de Londres. Hice las pruebas, marqué muchos goles en la pretemporada y me quedé. Además, esto me abrió las puertas a entrenar en una escuela de fútbol, por lo que también entreno a niños pequeños de aquí".

Hasta hace unos meses, la familia en Galicia y la falta de contacto con ella obligaba a pensar a Antón y a Alba en volver pronto. Sin embargo, aunque seguros de que su estancia en Londres es limitada, no ponen fecha a su retorno a Ourense. La "ciudad que nunca para", como la define Antón, seguirá siendo su casa por más tiempo.

Sudamérica para estudiar

Pablo Campos es estudiante de Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y, aprovechando la posibilidad de completar su formación fuera de la capital gallega, no dudó en solicitar un Erasmus que lo llevó a lo largo de su tercer curso a Estambul. La experiencia positiva y las ganas de más "obligaron" a Pablo a solicitar un convenio que le permitiese empezar el cuarto curso del grado en Santiago de Chile. Antes de entrar en clase, charla con nosotros sobre su nueva aventura. "Aprovechando becas, decidí estudiar fuera para conocer mundo", afirma. Enfrascado totalmente en el curso escolar, reconoce que volverá a Santiago a rematar la carrera, pero que, una vez completada, "quiero volver a irme, no sé dónde ni cómo, pero quiero aprovechar alguna beca o voluntariado europeo para viajar".

En su segunda aventura fuera de casa, Pablo reconoce que, viajando, "se crece muchísimo como persona, conoces realidades que, en casa, no aprecias, y conoces gente". Entre Estambul y Santiago de Chile, dos metrópolis grandes, Pablo echa de menos Ourense y su ciudad de estudio, Santiago de Compostela, núcleos más pequeños en los que "se puede dar un paseo para recorrerlos enteros". Los grandes contrastes del país, "hay gente muy, muy rica y otra muy, muy pobre" fue lo que más llamó la atención del estudiante, que deberá volver a España a finales de enero para empezar el segundo cuatrimestre.

A la India por Tagore

José Paz acudió por primera vez a la India en el año 2001 para celebrar el centenario de la escuela Santiniketan, fundada en 1901 por Tagore, "el Leonardo da Vinci del siglo XXI", lo define orgulloso el señor Paz, que, con entusiasmo en el rostro, recuerda cómo aquella tierra lo cautivó de tal manera que seguiría visitando la India durante tres meses cada año hasta 2010, fecha en la que decide instalarse en Santiniketan una vez jubilado para dar clase a niños sin casta de la escuela que lo enamoró hace ahora quince años: "Ya saben canciones gallegas, les encantan", afirma el veterano. Actualmente, se vuelve a España desde abril a octubre, "allí no se puede dormir con el calor que hace, por eso paso allí seis meses del año, el periodo en el que mejor se está". Paz se encuentra en tierras extranjeras mejor que en su casa: "Allí, no necesito tratar la diabetes, porque todo es muy tranquilo. La comida es toda natural, es como la de Galicia hace cincuenta años, todo sabe mejor", reconoce.