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Ourense suspende en accesibilidad

Numerosas barreras físicas y la falta de respeto de muchos ciudadanos hacen que transitar por las calles de la ciudad sea una tarea ardua para personas con discapacidad

Las terrazas son uno de los obstáculos más frecuentes para los transeúntes. // Iñaki Osorio

En Ourense, cientos de personas con discapacidad se ven en la obligación diaria de superar barreras innecesarias y evitables totalmente para hacer tareas tan cotidianas como comprar el pan o ir a trabajar. La cuestión de la accesibilidad siempre ha sido un tema recurrente a lo largo de los últimos años, sobre todo a partir de la peatonalización y de la armonización de ciudades extranjeras que han llevado la bandera de lugares en los que la convivencia entre sus ciudadanos es total y la accesibilidad se considera un tema de primera orden.

Londres, Berlín, Múnich o Viena son claros ejemplos de que todos somos parte importante de una ciudad. Estas metrópolis, más allá de preocuparse por la accesibilidad básica de personas con discapacidad o de padres y madres que van con el carrito de bebé por las aceras, cuentan con monumentos que pueden presumir, todos ellos, de estar adaptados a estas personas.

En Londres, todos los taxis deben ser adaptados por ley; en España, la normativa de la Unión Europea obliga a que tan solo el 5% de la flota sean vehículos preparados para personas con discapacidad y Ourense tan solo cuenta con dos de entre 106, incumpliendo la normativa. Múnich disfruta de la totalidad de sus calles adaptadas. Viena presume de restaurantes, tiendas, museos y hoteles totalmente preparados para el acceso sin dificultad del ciudadano.

Sin ir más allá de nuestras fronteras, ciudades como Ávila, Granada o Arona (Santa Cruz de Tenerife) pueden servir como claro ejemplo de cómo se debe modificar una ciudad con el objetivo de mejorar su accesibilidad. Las tres han sido premiadas por la Unión Europea con el distintivo de Ciudad Accesible o mención especial en el caso de Arona en 2010, 2013 y 2014 respectivamente. Todas ellas contemplan infraestructuras adaptadas, locales con accesibilidad correcta y, además, un trabajo previo de inserción laboral de trabajadores y emprendedores con discapacidad con el objetivo de lograr una armonía entre todos los colectivos.

Para saber cuáles son los problemas a los que la gente con discapacidad física o invidente se debe enfrentar día a día, hemos decidido en FARO consultarlo con cuatro asociaciones que se encargan de la defensa de estos colectivos: la asociación Aixiña, la Confederación Gallega de Personas con Discapacidad (COGAMI), la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) y la Asociación de Personas con Discapacidad de Ourense (ADO). Los tres problemas principales a atajar son los siguientes:

1. Falta de rebajes

Una de las acciones básicas a la hora de facilitar la vida a las personas invidentes o que se mueven por la ciudad en silla de ruedas o con carritos es la colocación de rebajes a la entrada de locales y a ambos lados de los pasos de peatones. En Ourense, se siguen abriendo comercios que no tienen la entrada adaptada a estos colectivos. "La ley obliga a tener presente la accesibilidad en cada paso que se dé, ya no es cuestión de buena voluntad. Los locales tienen que tener en cuenta la accesibilidad a la hora de abrir un bajo, otra cosa distinta es si se coge un local con cambio de titularidad, que la ley no obliga a renovar la accesibilidad. El casco histórico es una excepción; si no lo fuera, habría que cerrar la mayoría de locales en la zona vieja", asegura el concejal de Infraestructuras, Pepe Araújo.

2. Semáforos acústicos

El colectivo de la ONCE pone especial hincapié en la necesidad de contar con más semáforos acústicos, algo primordial para invidentes. En la actualidad, hay 47 en Ourense, cifra que se antoja reducida en relación al total de pasos peatonales.

3. Espacio de las terrazas

Otra cuestión siempre en el meollo de la accesibilidad es el espacio ocupado en lugares públicos por las terrazas de los bares. La ordenanza municipal indica que, con carácter general, el ancho mínimo de paso libre de obstáculos en una acera será de 1'80 metros y de 2 metros en aquellas terrazas cuyo ancho sea igual o inferior a 4 metros. La realidad es bien distinta y los locales no suelen respetar estas indicaciones.

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