-¿Qué cambió desde aquella primera edición de las Xornadas?

-Todo cambió mucho. Año tras año, fuimos aprendiendo. Asistí como director del grupo Castro Floxo y posteriormente como invitado a muchos festivales en España y fuera de España y fui tomando nota de lo que se podía mejorar. Aquello era algo amateur, voluntarioso. Ahora, es muy diferente.

-¿Qué cambiaría del evento?

-Si los presupuestos fueran más generosos, se podrían mejorar muchos aspectos. Llevamos cinco años con el mismo, limitando el número de participantes y renunciando a grupos que tienen interés en venir. De todas formas, no me puedo quejar. Teniendo lo que tenemos, estoy supersatisfecho y agradecido a las instituciones, tanto a la Diputación como a los concellos, que nos permiten seguir organizando esto a pesar de la situación económica complicada en la que estamos.

-¿Qué motivación tiene para seguir organizando las Xornadas?

-Hacer algo que siento, algo positivo para la sociedad. Transmitir que las culturas pueden unificar en vez de separar. La convivencia e interacción de los grupos me llenan de orgullo y satisfacción. Cada año, estoy más motivado y me da más vida. La felicidad de los espectadores y de los participantes me motiva.

-¿Qué es lo que más cuesta organizar de un evento de este tipo?

-Conseguir grupos de distintos países con un nivel profesional muy alto a partir del presupuesto que manejamos.

-¿Qué cambia edición tras edición para que cada año sea distinto?

-De un año a otro, por norma general, ningún país ni grupo repiten. Hasta dentro de tres años, no vuelve ese mismo país, así está establecido y, excepto en contadas ocasiones, así se ha venido haciendo.