Posiblemente, no veas todos los días al artista urbano Mon Devane, pero seguro que sí obras suyas que decoran la ciudad y le dan color y vida. Las pistas de Os Remedios, el transformador de Fenosa situado en Oira o la reciente pintura sobre la estación de bombeo a la orilla del río Miño, entre otras, son algunas de las maravillas que deleitan a viandantes a su paso por estos lugares. El mundo de la pintura llena la vida de este muralista ourensano al igual que él mismo llena paredes de una ciudad que deja de ser en blanco y negro a su paso. Hoy, charlamos con Mon Devane, que nos recibe en su estudio personal rodeado de color y talento.

-¿Cómo empezó todo?

-Empecé gracias a la música rap. Me empezó a interesar el mundo del hip-hop y descubrí el mundo del grafiti. En Ourense, siempre hubo mucha tradición. Estaba lo que le llamábamos el frente, en la playa de Antena, y ahí veía a la gente mayor pintando. A partir de ahí, quise empezar a hacer lo mismo que esa gente.

-¿Qué opinas del grafiti callejero?

-Es el origen del grafiti, es el grafiti en esencia. Yo empecé ahí, lo que hago ahora realmente no es grafiti. Entiendo a la gente que quiere pintar y a los que no quieren que les pinten las paredes.

-¿Qué te llevó a pasar del grafiterismo al muralismo?

-Fue algo paulatino y progresivo. Al acabar el bachillerato, empecé a pintar. No sabía qué estudiar, y me metí en la Escuela de Arte de Ourense. En el curso de ilustración que hice aprendí mucho y me fui formando. Cuando empecé a pintar mejor, me empezaron a llamar para pintar persianas de locales y trabajos de este estilo.

-¿Qué relación tiene la música con la pintura?

-Es eso que se llama cultura hip-hop que nació en EE.UU. en los 70. Son los cuatro elementos de esta cultura: break-dance, grafiti, dj y rap. Casi todo el mundo que escucha rap tiene relación con el resto de elementos.

-¿Cuál sería la banda sonora de tus pinturas?

-Escucho mucho a gente de Vigo. Banana Bahia Music, por ejemplo. En función de lo que esté pintando, cambia la música. Cuando hice la última exposición de los escombros, que los pintaba en casa muy tranquilo, me ponía conciertos en directo de The Doors o Led Zeppelin, me ayudaban a meterme en una pequeña burbuja. Para pintar en la calle, me pongo música más cañera para pintar más rápido y que me dé marcha.

-¿Tienes algún referente en el que fijarte?

-El artista que más me gusta es Belin, de Linares, que hace un estilo fotorrealista. Yo hago realismo más monocromático y prefiero jugar más con luces de neón, saliéndome más del hiperrealismo, que ya lo hace mucha gente. Cada día, en Instagram, ves a gente que es muy buena, hay mucho 'fiera'.

-Las redes sociales son un gran escaparate para el mundo del arte.

-Sí, las redes sociales son muy importantes, lo es todo. Gracias a ellas, la gente conoce mi obra. Sin las redes sociales, no podría ir a México, no me conocerían ni la mitad de los trabajos. Es una galería de arte abierta, internacional y gratuita.

-¿Qué es lo peor que tienen?

-La gente que tiene demasiado tiempo libre y critica a los demás. El anonimato que encubre a estas personas es lo peor.

-¿Qué refleja mejor un retrato: una fotografía o una pintura?

-Son cosas muy diferentes, no tienen nada que ver. Desde que nació la fotografía, mucha gente dice que no tiene sentido hacer realismo o hiperrealismo. Para mí, son diferentes.

-¿Con qué pintura de las tuyas te quedas?

-Me gusta mucho la del transformador de Fenosa, el de Oira. También me hizo gracia ir a la Televisión de Galicia y pintar a Gayoso, fue divertido.