Una raqueta es el último recurso que resta a los apicultores de la comarca para frenar la ya imparable plaga de avispa asiática que sentencia a muerte a sus abejas. Ni trampas de feromonas ni remedios caseros ni jaulas de aluminio para proteger la entrada de las colmenas, nada ha conseguido por el momento detener al insecto invasor que, sin demasiado éxito, tratan ahora de espantar a golpe de revés.

A pesar de haber capturado más de 4.000 avispas asiáticas reinas en primavera -casi el triple que hace un año-, la docena de productores de miel miñoranos integrados en la Asociación Galega de Apicultores (AGA) constatan un repunte en la acción de las velutinas, que han mermado "en torno a un 50%" la producción de las colmenas, apunta José Ramón Suárez Estévez, delegado del colectivo en la zona.

Apiñadas en las piqueras -puerta de entrada a las colmenas- las abejas tratan de proteger su territorio exponiendo así, sin quererlo, su debilidad ante el implacable ataque de sus depredadores, que atrapan de una en una a sus presas. "Las desmenuzan en el aire y se las llevan a sus nidos para alimentar a las larvas, que son carnívoras", explica Suárez, que advierte que los ejemplares adultos prefieren la fruta.

Esta caza rutinaria de las vespas velutinas acaba debilitando las colmenas hasta agotarlas, ya que las abejas dejan de salir a recoger el polen que necesitan. "Si cogen una débil en media hora la deshacen; se llevan abejas, miel, crías y todo lo que encuentran", apunta el representante de los apicultores, que comprueba con desazón e impotencia cómo varios nidos situados en las proximidades de su vivienda en Belesar crecen a un ritmo de "cinco centímetros por semana", lanzando nuevas cazadoras en busca de más presas.

Aunque a cada aviso que reciben se lanzan a fumigar o destruir los nidos, lo cierto es que a los apicultores les resulta prácticamente imposible acabar con todos ellos. Además, aunque hasta hace unos meses la Xunta encargaba a la empresa Tragsa este trabajo, "ahora si llamas te remiten a Medio Ambiente, que carece de medios para hacer el trabajo", asegura, para reclamara una mayor implicación de la administración en la lucha contra la plaga.

Las elevadas temperaturas del último invierno tampoco han contribuido a detener la invasión. El frío hace que normalmente sobreviva solo un 30% de los ejemplares, un porcentaje que José Ramón Suárez se atreve a elevar este año "hasta el 90%".

Y aunque la velutina es la principal amenaza a la que se enfrentan los productores de miel, Suárez señala que la escasa floración del eucalipto, debida igualmente al atípico invierno pasado también ha influido en la reducción de la producción.