El sacerdote Cesáreo Iglesias, gran animador de la fiesta pagana de A Ramallosa, cuenta a FARO que "hay diversas versiones" que explican los orígenes de esta procesión, pero se aventura a contarnos una diferente a la que nos ofreció el alcalde de Celanova: "Hace 130 años, un hombre que vivía en A Ramallosa, al lado de la capilla, cogió a unos chavales, a cinco o seis, hicieron juntos unos faroles y los colgaron en unos árboles. Como la verbena estaba en la Alameda, esas luces les servían para iluminarles el camino". La base de las iluminarias "era de cartón" y "el canutillo donde se pone la vela, de latas de aceite". Ahora, "son más fáciles de hacer porque, por ejemplo, al canutillo se le pone un tubo con forma de macarrón".

Después, comenta, "siguieron haciendo los faroles él [el hombre que vivía en A Ramallosa] y su hijo" y continuaron con la tradición las siguientes generaciones.

Como anécdota, Cesáreo cuenta que, ya desde hace cuarenta años, "se empezaron a comprar los farolillos", pero, hubo un año que no llegaron los faroles al responsable de pedirlos, y lo que decidió este fue juntarse a los niños de la villa y al mismo Cesáreo para sacar todo adelante y poder celebrar la fiesta.

El párroco también recuerda que, tiempo atrás, la asociación Solpor, que llevaba él, formada por pupilos, también daba forma a los faroles (a cerca de 3.000). Lo hicieron durante unos "treinta y pico años", pero, a día de hoy, por motivos de salud, Cesáreo tuvo que dejarlo. Agradece que, desde que terminó dicha actividad, "el Concello comenzó a hacer algunos talleres con los chavales para que no desapareciesen los faroles tradicionales".