Al ritmo metafórico de los versos 'We are the world, we are the children', en la mañana de ayer, 14 niños saharauis, senegaleses y rusos acogidos durante el verano por familias ourensanas se presentaron al alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, y a la concejal de Asuntos Sociais, Sofía Godoy, en la Praza de San Martiño. Los pequeños estuvieron arropados también por 7 niños del Sáhara residentes en la ciudad, por los pupilos que forman parte del programa de actividades de verano del Centro Cívico de la Rúa Colón y por un grupo de 25 asistentes al Campamento Urbano de Amencer.

A lo largo de la mañana, todos ellos tuvieron tiempo para compartir juegos tradicionales, una comida saludable y un mural de la amistad. Entre medias, pudieron escuchar un mensaje, de la voz de un pupilo, que bien podría resumir la finalidad de este acto de solidaridad: "Hoy, comenzamos un camino juntos, queremos enseñarte cómo vivimos, cómo jugamos, cómo comemos y cómo cantamos. No importa el color de piel, ni la religión. Juntos transformaremos lágrimas en sonrisas y silencios en canciones". La sesión matutina terminaría con una comida conjunta con el campamento de Amencer.

Los saharauis

'Vacaciones en paz' aunó un verano más los esfuerzos del gobierno local y de la Asociación Solidariedade Galega co Pobo Saharaui para que 7 pequeños puedan disfrutar de la gran experiencia de visitar Ourense. Esta iniciativa permite que, desde el año 1996, lleguen a la ciudad chavales de entre 8 y 12 años que viven en los precarios campamentos de refugiados de la región argelina de Tinduf. De esta manera, se les evita sufrir los, incluso, más de 50 desérticos grados a la sombra; aprenden una nueva cultura; y, además, tienen la oportunidad de hacerse una revisión médica para mejorar su salud.

Mohammed Saleh, quien lleva 19 años como profesor de apoyo del programa de emigrantes del Concello, nos cuenta que, para los saharauis, España es otro mundo: "Para ellos, es totalmente nuevo encender y apagar la luz, abrir una llave de agua, subir un ascensor?". Mohammed da apoyo escolar diariamente en las áreas donde se presentan dificultades: "Se suele intervenir en todas las materias del currículum. Aprenden español, gallego y árabe".

Pupilos rusos

La Asociación Ledicia Cativa es la que se encarga de darles la oportunidad a los niños rusos que viven en zonas afectadas por el desastre de Chernóbil de 1986. Desde el 2002, acoge a pupilos para toda la provincia.

José Manuel Borrajo, presidente de la susodicha asociación, centra la importancia del programa justificando que "los institutos epidemiológicos rusos dicen que, de los 60 elementos radioactivos de Chernóbil, 40 son descontaminables, y, para ello, exigen, como mínimo, 40 días en un lugar descontaminado". Según nos cuenta, Ledicia Cativa pretende "que los niños vivan más tiempo, porque dicen que 40 días en España les aumenta la esperanza de vida en dos años". Para más inri, "un niño puede venir 10 - 11 años, con lo cual también lo estás ayudando a formarse como persona porque es como si fuera un miembro más de la familia".

Pequeños senegaleses

Este año, han venido a la ciudad 3 niños senegaleses acogidos por su padre, Sene Sene Bassirou, quien es, a la vez, presidente de la Asociación de Inmigrantes Senegaleses de Ourense (AISO), nacida en 1996 con el objetivo de unir de forma solidaria a los ciudadanos de Ourense con los senegaleses que viven en la provincia. Sene nos comenta que "aquello [Senegal] es otro mundo" y que "es necesario regar y preparar el árbol de la paz para que no se tuerza, para abrir los caminos de la libertad y de la tolerancia".