Los ourensanos tienen a tres guardias o policías a su servicio por cada 1.000 habitantes. Los dos cuerpos de seguridad del Estado tienen déficit de personal en la demarcación provincial, pero aun así suman en torno a un millar de efectivos que se encargan de velar por la tranquilidad ciudadana.

En consonancia al peso de su población, Ourense es uno de los territorios más seguros, con independencia de algunos picos delictivos. El balance de criminalidad del primer semestre de 2016 muestra una reducción del total de infracciones penales en casi un 3%. Entre enero y junio se registraron 3.760 delitos y delitos leves en toda la provincia -incluyendo el rural, ámbito de Guardia Civil, más el urbano de la Policía-, frente a los 3.859 delitos y faltas en la primera mitad de 2015.

La mejoría general de la seguridad ciudadana arroja, en el detalle, algunos datos negativos. Aumentan los delitos de daños (de 400 a 408 casos, entre el primer semestre de 2015 y el de este año), pero sobre todo los robos con fuerza en domicilios. Esta figura criminal se incrementó un 27%: entre enero y marzo se cometieron 230 delitos, por los 181 de 2015. Caen los atracos (-11,5%), el tráfico de drogas (-15,4%) y los hurtos (-6,7%).